Dan Breitman se sinceró y reveló que tuvo una infancia “trágica” por sus inclinaciones artísticas. “Yo agradezco a mis padres que me han llevado a la psicopedagoga en momentos de mucho trastorno y mucha desazón”, arrancó el artista en la mesa de Almorzando con Juana.
“¿Cómo fue tu infancia?”, indagó la conductora. “Trágica. Mis padres amo, y me amaban, nos amábamos, pero…”, arrancó Breitman. “¿Pero por qué decís trágica?”, quiso saber Juana. “Y, porque era un chico muy diferente, muy distinto…”, reconoció.
“Con inquietudes diferentes”, acotó Juana. “Con inquietudes, con ganas de bailar y cantar. Yo nací ya en una familia de músicos, no quería ir al colegio, no me gustaba ir al club, había algo ya predeterminado que era ir al colegio, después al club, jugar al fútbol, y yo odiaba”, explicó Breitman.

“Como cosas que debías hacer, como mandatos…”, lanzó Juana. “Que hacían todos, y mi mamá se veía ahí como diciendo qué hacemos con este pibe que usaba las cortinas de telón y salía y bailaba, era muy raro, era otra época”, cerró Dan.
Almorzando con Juana: Carna reveló que descubrió la dislexia por su hijo y recordó sus padecimientos
Carnareveló en Almorzando con Juana que descubrió la dislexia por su hijo.“Me metí un poco con el tema de la dislexia y hubo una obra que se hizo el año pasado, Lexi, que tuvo muchos premios, dondelos que tenemos dislexia nos veíamos reflejados en lo que estaba pasando”, arrancó el actor.
“Vos descubriste tu dislexia por tu hijo”, intervino Juana Viale. “Lo que debes haber sufrido, aparte”, acotó el Chino Leunis. “Muchísimo”, se sinceró Carna. “O sea, la descubriste de grande”, comentó Florencia Raggi, otra de las invitadas a la mesa.
“La descubrí de grande, sí”, asintió el humorista. “O sea que pasaste todo este tiempo sin saber que tenías dislexia y remando…”, analizó Leunis. “Sí, por eso, lo que pasé era horrible y lo que pudo haber pasado mi hijo y gracias a Dios lo descubrimos”, reconoció Carna.
“Esta obra, que de repente el tema del bullying y todo, y los chicos empiezan a hablar, que antes no nos animábamos a decirle a nuestros padres. En mi caso era el vago, el disléxico era el vago. Ahora, si yo me veo reflejado…”, siguió relatando.
“Claro, no había ni nombres para la dislexia”, acotó Juana. “El vago, el burro”, se sumó Fernando Dente. “Claro, entonces está bueno que se hagan cosas para que vayan chicos al teatro, y que se vean reflejados ahí, y que puedan hablar con los padres, que hoy tienen mucho más diálogo”, continuó Carna.
“Son diálogos totalmente diferentes al que teníamos nosotros con los nuestros, nuestros padres llegaban de laburar y nada, ¿qué hay de comer?”, concluyó.