Victoria Villarruel acaparó la atención no solo por su encuentro con el Papa Francisco en el Vaticano, sino también por el extravagante atuendo que eligió para la ocasión. Durante su visita al Sumo Pontífice, la vicepresidenta decidió seguir el protocolo tradicional, pero le sumó un detalle personal que hizo que su vestimenta tuviera un valor sentimental especial.
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En Arriba Argentinos, repasaron el encuentro y se centraron en su llamativo look. “Estaba ataviada de una forma muy particular”, comentó Nacho Otero. “Me llama la atención, ¿es un velo?”, agregó Valeria Sampedro.
Para su audiencia de casi una hora con el papa Francisco, Villarruel eligió vestir de negro, una elección que no fue al azar. “Es el protocolo”, explicó la vicepresidenta ante la consulta de uno de sus seguidores en la red social X (anteriormente Twitter). Según las normas del Vaticano, las mujeres deben asistir vestidas de negro durante las audiencias privadas con el Papa, un código que simboliza respeto y modestia.
Villarruel, conocida por ser una católica conservadora, agregó a su vestimenta una mantilla de encaje, un accesorio que, aunque ya no es obligatorio, sigue siendo una opción respetada y tradicional. La mantilla que usó tenía un valor especial: “Era de mi abuela y me hacía ilusión poder usarla”, comentó con orgullo, mostrando cómo logró combinar las exigencias protocolares con un toque íntimo y familiar.
El encuentro entre Villarruel y el Papa Francisco
El encuentro con el papa Francisco no fue solo un evento político. Según fuentes vaticanas, la reunión, que duró casi una hora, se desarrolló en un clima de cordialidad y afecto mutuo. Villarruel aprovechó la oportunidad para llevarle al Sumo Pontífice un regalo especial: una estatua de un caballo con su potrillo, símbolo de la cultura argentina, además de un dulce español. Francisco, por su parte, le entregó un Rosario bendecido y otros presentes, como gesto de gratitud.
Durante la charla, se trataron diversos temas, entre ellos, la situación actual de Argentina, un asunto que preocupa tanto a la vicepresidenta como al Papa, quien, a pesar de estar en Roma, mantiene un vínculo cercano. La reunión no fue la primera entre ambos, ya que Villarruel y el papa Francisco se conocían desde los tiempos en los que Jorge Bergoglio era arzobispo de Buenos Aires.
Al despedirse del Papa, el ambiente distendido fue evidente. “A no aflojar, a no perder el sentido del humor”, le pidió Francisco. La respuesta de la vicepresidenta fue igual de cálida: “Rezo por usted, pero usted rece por mí”. Este cierre amigable demuestra la cercanía entre ambos y deja entrever que la relación entre la vicepresidenta argentina y el Papa trasciende lo meramente protocolar.
