En Arriba Argentinos compartieron una historia llena de emoción. Pupy, la icónica elefanta asiática que vivió en el Ecoparque porteño desde 1993, inició su traslado hacia el Santuario de Elefantes de Mato Grosso, en Brasil. Con ella, se cierra un ciclo en el que la Ciudad de Buenos Aires dejó atrás el viejo paradigma del zoológico.
La elefanta, de aproximadamente 35 años, partió el lunes en un operativo tan complejo como emocionante. Su viaje abarca más de 2.700 kilómetros y se estima que durará entre cuatro y cinco días. Lo realiza dentro de una caja especial de traslado, montada sobre un carretón gigante, acompañada por el equipo del santuario brasileño, cuidadores del Ecoparque, veterinarios y miembros de la Fundación Franz Weber.
“La gorda se encuentra en la mitad de su vida y pueden llegar a vivir hasta los 70 años. Pupy llegó con un estado de salud impecable”, explicó María José Catanzariti, gerenta de bienestar animal del Ecoparque, en diálogo con Arriba Argentinos.
Cómo será la nueva vida de Pupy, la elefanta del Ecoparque
“En la vida silvestre ellos tienen comportamientos que ayudan a su salud, porque caminan el 80 por ciento del día… nosotros tratamos dentro de nuestras posibilidades darle las mejores condiciones posibles. Fomentamos el ejercicio todos los días, hacerle podología semanalmente…”, agregó la especialista, emocionada.
En su nuevo hogar, podrá caminar durante horas, una actividad vital para los elefantes y experimentar una calidad de vida muy diferente a la que tuvo en pleno corazón de Palermo. “Imaginate los animales puestos en medio de la ciudad, con lo que es alrededor, Libertador. Bueno, todo lo que ya sabemos y fuimos contando, el último ejemplar grande, entonces se va a un santuario para pasarla mejor”, comentó Valeria San Pedro sobre la situación de muchos ejemplares que vivieron en el antiguo zoológico.
El traslado de Pupy marca un hito: es el último animal de gran porte en dejar el Ecoparque, antes zoológico de la ciudad. Desde 2016, el predio comenzó un proceso de reconversión hacia un modelo más ético y sustentable, enfocado en la conservación de fauna autóctona. En total, más de mil animales fueron derivados a santuarios o espacios adecuados, en una política que prioriza el bienestar animal por sobre la exhibición.
