Hernán Drago recordó en Cuestión de peso su infancia, cuando fue un niño con obesidad. El modelo fue sincero en su recuerdo y no se guardó nada al contar cómo se sentía y de qué manera lo manejó.
“Llevo a flor de piel ese niño, el Hernán Drago gordito que fui ante el espejo, pero que sigo siendo por dentro. Con mucho orgullo lo reivindico, lo recuerdo. Ese gordito me enseñó a mí muchas cosas”, empezó diciendo el modelo.
“¿Qué te enseñó?”, le preguntó Mario Massaccesi.
“Básicamente, el respeto. Que nadie es más que nadie, no es una cuestión de kilos. Es fuerte tal vez, me enseñó la hipocresía de la sociedad, porque hoy el espejo me devuelve otra imagen y me tratan distinto. Yo nunca me creí un gordito gil cuando me lo decían, y no me creo un capo ahora”, le contestó.
El orgullo de Hernán Drago por el “gordito” que fue
“¿Qué cosas te decían además de un ‘gordito gil’?”, le consultó. “De todo, apodos, ‘fatiga’. Si no era el dueño de la pelota, no jugaba y con suerte iba al arco. Y, por supuesto, como se decía en aquel momento, era ‘un colador’. Y yo intentaba, con las pocas herramientas que tenía… porque hoy, uno de grande procesa y tiene otra manera de explicar las cosas”, le dijo Drago.
Y agregó: “Pero en aquel momento, ante la bronca de intentar correrme de ese lugar, ante la sociedad. Porque esa panza en ese momento le molestaba más, se ve, a los demás que a mí. A mí me molestaba en lo que me estaba transformando a ojo de los demás. Una persona introvertida que tal vez empezaba a dejar de soñar en la vida porque me decía que yo no iba a llegar a nada”.
“¿Y te llevaba a aislarte, que es lo que suele pasar con muchas personas con sobrepeso?”, quiso saber Mario. “Sí, a aislarme, a no querer ir a determinados lugares”, le contestó, y recordó: “Yo escondía la comida bajo la cama”.
