Ana se mostró entusiasmada en Cuestión de peso al revelar los logros que empezó a notar desde que ingresó al programa y todo lo que puede hacer que antes le estaba vedado.
“Mi fin de semana empezó el sábado a la mañana, me levanté, hice el desayuno como en la clínica y, de ahí mismo, me llevé la vianda para almorzar y lo hice en la peluquería. Acá hice tres viandas para frizar. Ahí hice como una especie de chop suey y después acá tengo unos bastoncitos de pechuga con la verdura, con zapallito, zapallo, un toquecito de arroz y unas papas”, empezó contando Ana sobre su fin de semana.
Y prosiguió: “Y el domingo fuimos con Eduardo a la plaza, fui en auto y, al menos, no toqué la bocina con la panza, porque ese era mi problema. Y mi jornada terminó a las 12 de la noche. O sea que dormí poco, pero acá estoy, firme”.
“Contanos un poco más eso de sentarte en el auto y ya no tener el volante acá”, le pidió Mario Massaccesi. “Sí, la verdad que siempre que manejaba, cuando quería doblar, viste que tenía que hacer el cambio, tenés que rebajar. Y, cuando doblaba ahí, tocaba la bocina”, le explicó.
Cuestión de peso: la felicidad de Ana porque volvió a manejar
“No era intencionalmente, sino que tu panza, al apretar sobre el volante, se disparaba la bocina. ¿Cuánto hacía que no manejabas?”, le preguntó el conductor. “Y, dos años, más o menos”, contó Ana.
“¿Y cómo te sentías antes y cómo te sentís ahora?”, le repreguntó. “Antes me sentía oprimida, apretada. Como que también me cuesta un poquito llegar a los pedales”, reconoció.