En un episodio de violencia extrema, propio de una película de acción, un velatorio en el barrio 2 de abril se transformó en el escenario de una balacera entre bandas rivales, luego de la muerte de Aaron Pobesana. La víctima, un joven atropellado por un grupo de motochorros en el Camino de Cintura, fue despedido con una serie de eventos violentos que reflejan la creciente disputa territorial entre bandas narco en el conurbano bonaerense.
El hecho, reportado por el periodista Ignacio González Prieto en Mediodía Noticias, comenzó cuando un grupo de amigos de la víctima, al enterarse de su muerte, decidieron robarle las motos a una banda rival en venganza. Durante el velatorio y el entierro de Aaron, los amigos comenzaron a disparar al aire y a prender fuego dos motos, símbolos de la banda contraria. Este acto no fue solo un intento de despedida, sino un claro mensaje hacia la otra banda: la venganza estaba en marcha.
González Prieto explicó que la situación se asemeja a un “ritual narco”, una especie de despedida violenta que incluye amenazas y ajustes de cuentas. El hecho no fue aislado, ya que la policía y la justicia investigan una posible trama narco detrás de este asesinato.
A lo largo del país vienen ocurriendo incidentes similares en localidades como San Martín, La Plata, Tucumán, Villa Zabaleta, y Moreno, lo que demuestra que este tipo de violencia se está expandiendo más allá de los límites de la Capital y el Gran Buenos Aires.
El fenómeno de las despedidas y rituales “narco”
El periodista resaltó también la falta de intervención de la comunidad. “Es como si nadie se metiera”, indicó, subrayando la sensación de impotencia en muchas de estas zonas donde el narcotráfico y las bandas criminales dominan el terreno. La situación se agrava al considerar que, según los reportes, esta “venganza” no es más que el comienzo de un ciclo de violencia interminable.
Este tipo de enfrentamientos ha dejado claro que las despedidas a “Tumbé” (una especie de rito macabro entre bandas) se están convirtiendo en un fenómeno cada vez más común en todo el país. La violencia parece no tener fin, y con cada nuevo capítulo de venganza, el futuro parece más incierto para las comunidades afectadas.
Como lo destacaron los periodistas en el programa, la amenaza persiste: “Esto sigue, sigue, y sigue”, advirtieron. Con cada nuevo ataque, la posibilidad de que se desate una nueva balacera está cada vez más cerca. La justicia y la policía intentan poner freno a este fenómeno, pero el poder de las bandas narco sigue creciendo, y la violencia parece estar fuera de control.
