La creciente ola de inseguridad en el Conurbano quedó reflejada en un estudio de la Facultad de Psicología de la UBA, que expone el temor y el desamparo que sienten los habitantes del Gran Buenos Aires. En Mediodía Noticias, se presentaron los resultados de esta investigación, que revela cifras alarmantes sobre cómo la violencia ha modificado la vida cotidiana de la gente.
Vecinos con miedo: el impacto de la inseguridad
Según el estudio, más del 70% de los encuestados admitió que evita salir a caminar por su barrio, una actividad que antes formaba parte de la rutina diaria. Las calles dejaron de ser un espacio de encuentro y hoy representan un peligro constante.
El informe también detalla que muchos vecinos desarrollaron estrategias de seguridad caseras para entrar a sus propios hogares. Llamadas previas, grupos de WhatsApp, alarmas, luces encendidas, maniobras con el auto y vigilancia entre vecinos se han convertido en un mecanismo cotidiano ante el temor de sufrir un asalto.
Pero lo más preocupante del relevamiento es que cada vez más personas prefieren mantenerse encerradas en sus casas por miedo a la delincuencia. El nivel de reclusión voluntaria ha crecido de forma alarmante, reflejando un cambio drástico en la forma de vivir de la población.
Polémica y reclamos a las autoridades
En el programa, los conductores expresaron su indignación y remarcaron la falta de respuestas por parte de los funcionarios. “No se soporta más, la gente está cansada, nos sentimos desamparados. Cada caso supera al otro y nada alcanza. ¿Dónde están las autoridades?”, cuestionó Sandra Borghi, visiblemente indignada.
En la misma línea, Ignacio González Prieto destacó cómo los dirigentes políticos se echan culpas sin encontrar soluciones concretas: “Se tiran la pelota unos a otros. Que la culpa es de Milei, que es de Kicillof, que no hay recursos, que no hay fondos. Mientras tanto, la gente vive con miedo y la justicia sigue sin dar respuestas”.
El informe de la UBA deja en claro que la inseguridad no solo se refleja en las estadísticas de delitos, sino también en la percepción de los ciudadanos, que ven limitada su libertad y su calidad de vida por el temor constante a la violencia.
