Julieta Silva rompió el silencio en Mediodía Noticias para defenderse y contar su versión de lo que le pasó, tras ser condenada por matar a su novio, salir en libertad y volver a estar presa por agredir a su última pareja.
“La gente recuerda su caso, año 2017. Ella estaba en pareja con un rugbier que se llamaba Genaro Fortunato. Después de una noche de alcohol y de discusión, ella da marcha atrás con su auto, lo atropella y lo mata. Hubo un juicio muy mediático en el que la Justicia entendió que lo que ocurrió esa noche fue un homicidio culposo, es decir, un homicidio sin querer, pero mediado por la negligencia al volante”, empezó recordando el cronista.
“Ella reconstruyó su vida, pero en los últimos días esa vida volvió a ser mediática y judicial porque la persona con la que ella convivía y con quien tiene una nena de 2 años la denunció por agredirlo y por encerrarlo dentro de su casa. Julieta Silva está detenida con arresto domiciliario y tiene una tobillera electrónica”, prosiguió.
“¿Cuánto pesa en vos lo que pasó con Genaro desde el día que pasó hasta hoy? ¿Qué parte de tu vida ocupa eso?”, le preguntó.
“Yo no soy la misma. Desde ese día que me bajé del auto y vi lo que me estaban diciendo, porque ni siquiera supe qué pasaba. Yo no lo vi y tampoco me imaginé que me había pasado algo así. Hasta el día de hoy tengo esa imagen de la cual no sé en qué momento de mi vida voy a poder sacarla”, le confesó, entre lágrimas.
“¿En algún momento después de que pasó eso en la calle para vos fue normal?”, quiso saber el periodista.
“No fue normal. Fue retomar en una sociedad donde la mayoría pensaba o transmitía lo mismo. De hecho, hasta hace muy poco mi mamá, por ejemplo, me dice ‘vamos a hacer las compras, y no te das cuenta pero todos nos miran’, y sí, me daba cuenta”, contó.
El dramático testimonio de Julieta Silva
“¿Sentís que esto que está pasando ahora también tiene esa cuota de culpa con la que sufriste con Genaro?”, le consultó.
“Es una locura los planteos que hay y creo que esta vez es peor. Es peor. Donde hasta piden muerte para mí. ¿Cómo se puede seguir?”, dijo con la voz quebrada, y luego explicó por qué fue denunciada por su actual esposo: “La discusión existió, no existieron golpes ni nada de lo que se dice. No sé realmente cómo se terminó esto. Yo seguí porque aposté a construir una familia, pensé que era un momento de transición que, por ahí, en discusiones eran simplemente crisis. Pensé que podíamos atravesarlo”.
Y luego, explicó por qué tardó un mes en contar su versión de los hechos: “Me decían que, si yo hablaba, no me iban a creer, que iba a ser utilizado de contra y que me iban a dar 20 años. Que mis hijos iban a tener que volver a vivir el mismo proceso. Y hoy mis hijos no tienen 5 y 10 años como en ese momento, hoy mis hijos son adolescentes”.
