El estremecedor crimen de Villa Crespo, que dejó como saldo cuatro muertos en el interior de un departamento, volvió a poner en primer plano la violencia intrafamiliar en Argentina. Las primeras versiones indicaban que se trataba de una masacre cometida por un hombre, pero las pericias forenses terminaron revelando una verdad aún más perturbadora: fue la mujer, Laura Leguizamón, quien asesinó a su esposo y a sus dos hijos antes de quitarse la vida.
Durante una reciente emisión del programa Mujeres Argentinas, el perito forense y criminalista Raúl Torres brindó un análisis técnico del caso que pone de relieve no solo la complejidad de la escena, sino también una alarmante tendencia: la mayoría de los asesinatos en contextos intrafamiliares se cometen con armas blancas de uso doméstico.
“El arma blanca es el instrumento típico utilizado en los hechos intrafamiliares. En la inmensa mayoría de los femicidios se utilizan cuchillos comunes, no armas diseñadas para atacar o defender, sino utensilios de cocina”, explicó Torres, quien destacó que “cualquier cajón de cubiertos” puede convertirse en un arsenal letal.
El crimen de Villa Crespo desafió las primeras interpretaciones
La escena del crimen en Villa Crespo fue inicialmente malinterpretada. Los primeros efectivos policiales que ingresaron al departamento encontraron al hombre muerto en la cama junto a dos cuchillos, uno con mango de madera, otro metálico, y dedujeron que había sido el agresor. Sin embargo, la autopsia y la disposición de los cuerpos cambiaron por completo la hipótesis.
Torres relató que fue clave la intervención del doctor Roberto Cohen, un experimentado miembro del Cuerpo Médico Forense. “No solo describió las lesiones, sino también los mecanismos de producción”, detalló. La mujer, Laura Leguizamón, presentaba heridas cortopunzantes en el pectoral derecho que fueron autoinfligidas, según el informe. No tenía heridas de defensa ni signos de lucha, lo que reforzó la hipótesis del suicidio.
Revelan el historial psiquiátrico de la madre
Según informó Ninci desde la Fiscalía, Leguizamón contaba con antecedentes de salud mental que ahora forman parte de la causa. En el expediente constan dos internaciones psiquiátricas previas al hecho. “La primera ocurrió hace aproximadamente un año y medio, por un cuadro psiquiátrico severo”, dijo la periodista que aseguró que, desde ese hecho, su estado no se estabilizó del todo.
La segunda internación sucedió en marzo de este año, tras un viaje familiar a Mar del Plata. Fue en ese contexto cuando Leguizamón publicó en redes sociales un posteo confuso, que mostraba su descontento por ese viaje.
Poco después, debió ser nuevamente hospitalizada por una recaída. Al recibir el alta, según relataron testigos ante la Fiscalía, su comportamiento ya era alarmante: pasaba los días en cama, con dificultades para levantarse, lo que encendió la preocupación de su marido.
El relato de los vecinos, que en un principio hablaban de una de una mujer “alegre, generosa y sonriente”, comenzó a cambiar cuando avanzó la causa. Algunos testigos más cercanos aseguraron ante la justicia que Leguizamón “estaba totalmente loca” y que los problemas de salud mental eran notorios desde hacía tiempo.
Luego, Ninci aseguró que la mira está puesta en los psiquiatras que dieron el alta a Leguizamón. “Lo que investiga el fiscal Troncoso es quiénes son los psiquiatras que dieron el alta porque no repararon en que la mujer era un peligro para sí y para terceros. Van a estar en problemas”, agregó la periodista.