El caso del policía de la Federal que mató a Thiago, un niño de 7 años que estaba a 200 metros de una escena de asalto, mantiene en vilo a la opinión pública y plantea un debate complejo sobre los límites del accionar policial, el uso de la fuerza y el rol de la Justicia.
El efectivo, de 21 años, fue víctima de un intento de robo mientras caminaba junto a su madre en la vía pública. Al verse amenazado por al menos tres delincuentes, uno de los cuales portaba un arma que luego se comprobó era de juguete, el joven agente abrió fuego. Disparó once veces en apenas nueve segundos. El resultado: dos ladrones heridos, uno muerto y una víctima inesperada, Thiago, quien recibió un balazo en la cabeza a unos 200 metros del lugar.
Entre la legítima defensa y la imputación más grave
“El policía, si no está respaldado, se da media vuelta y que el delincuente robe, total, no se compromete”, advirtió el periodista Sebastián Domenech en una cobertura en vivo desde San Juan, donde ocurrió el hecho. “Pero también está el hilo finito entre el disparo que termina matando a Thiago, que es uno de los últimos de la balacera”, agregó. Ese “hilo finito” es el que ahora investiga la Justicia.
El fiscal del caso pidió la imputación por homicidio simple con dolo eventual. Esto significa que, aunque el policía no quiso directamente matar a Thiago, debió haberse representado que sus disparos podían impactar en un tercero inocente, como finalmente ocurrió. En paralelo, para los delincuentes heridos o abatidos, el fiscal propuso una calificación más leve: exceso en la legítima defensa.
“Se defendió este chico de 21 años, miembro de la Policía Federal, y cómo reaccionó, y ahí viene lo que se está cuestionando”, explicó la periodista Lorena Maciel. “Porque lo que entiende el fiscal es que se excedió a la hora de defenderse en lo que hace al delincuente abatido. Esto es lo que entiende el fiscal y ha hecho un pedido al juzgado".
El juez tiene cinco días hábiles para aceptar o rechazar la calificación. Mientras tanto, se esperan nuevos peritajes balísticos para determinar con precisión cuál fue el disparo que mató a Thiago.

11 tiros, 9 segundos, una tragedia
La clave está en la secuencia: once disparos en un contexto caótico, con múltiples personas involucradas y en movimiento. Según la reconstrucción de los hechos, la mayoría de los tiros se produjeron cuando los agresores ya se estaban dando a la fuga. Uno de esos proyectiles impactó a Thiago en la cabeza.
“Si vos disparás 11 veces en un lugar donde transita gente, y cuando están a 40 metros de tu alcance, te tenés que representar que una de las balas tal vez va a lastimar a alguien. Y lamentablemente, eso es lo que sucedió”, dijo Maciel al aire.
Domenech complementó: “En primera instancia, la justicia entiende que la primera parte de la secuencia fatal, él reacciona bien. Él dispara bien, se enfrenta a esos delincuentes. Pero después hay un momento donde realiza disparos estáticos desde un lugar, no se mueve, y uno de esos balazos le pega a Thiago”.
Si el juez acepta la imputación por homicidio simple con dolo eventual, la pena podría ir de 8 a 25 años de prisión. No es un detalle menor. Se trata de una de las calificaciones penales más duras dentro del Código Penal argentino. Por el contrario, si se sostiene la figura de exceso en la legítima defensa, la condena sería considerablemente menor, e incluso podría considerarse una pena excarcelable.
Todo dependerá, en gran medida, de los resultados de los peritajes balísticos y del análisis de las cámaras de seguridad. “No es lo mismo el número 11 que el primer disparo. Porque si es el primer disparo, no hay nada que discutirle”, remarcó Domenech. “Ahora, si es el número 11, cuando los delincuentes ya estaban en fuga…”.
El caso no solo genera impacto por su dramatismo, sino por lo que representa en términos de política de seguridad. La ministra Patricia Bullrich sostuvo que la responsabilidad de la tragedia recae en los delincuentes, no en el accionar del policía. Sin embargo, la Justicia es quien tiene la última palabra.
“Es un profesional, es policía, no es uno de nosotros”, subrayó Domenech, marcando la diferencia entre la reacción de un civil y la de alguien entrenado para estas situaciones. Pero también recordó que el policía tiene solo 21 años y poca experiencia. “Estaba con su mamá y él mismo declaró que, al momento de los hechos, no sabía si la iba a volver a ver viva”.