Paulo Londra había encontrado la paz con su ex y madre de sus dos hijas, Rocío Moreno. Pero duró poco. Porque su ex se trenzó en una lucha de ida y vuelta por redes con su actual pareja. Y ya nada es igual…
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“El tema fue en escalada y hubo amenazas. Por eso Rocío contactó a Ana Rosenfeld”, contaron en Intrusos.
“Esto llegó a un punto que a la novia de Londra la bajaron del auto para que Paulo pueda entrar a dejar a sus hijas”, detalló Pablo Layus, entre otros datos inquietantes que enumeró en la nota.
Este fin de semana se conoció que Martina Quetglas, su actual pareja, y Rocío Moreno, madre de las dos hijas del artista, están enfrentadas por cuestiones ligadas a las hijas del artista.
La pelea entre las ex de Paulo Londra se destapó cuando Rocío Moreno publicó una historia en Instagram, donde mostraba que una persona le había hablado a quien le dijo “cínica”, junto a un emoji de payaso.
Rocío intentó tapar los indicios de quién era la persona (más o menos), pero, claro, obviamente se trataba de Martina Quetglas, la actual pareja de Paulo Londra. ¿La razón? El conflicto por el cual Martina habría dicho que Rocío era una cínica (y una payasa) estaría relacionado con las hijas de Paulo Londra.
Hace poco fue el cumpleaños de una de ella y se lo vio al cantante celebrando con la pequeña. Y Martina Quetblag subió a sus historias distintos agradecimientos por canjes obtenidos para celebrar el cumpleaños. Esto provocó la furia de Rocío Moreno, ya que sintió que utilizó a su hija con el fin de obtener estos canjes.
“Bien que cuando estaba de 4 meses no te importó y ahora quiere facturar con su imagen”, se descargó Rocío. Y además publicó una historia en la cual se la ve a ella desde un auto y puso de fondo la canción “Se re pudrió” de La Liga.
A Rocío Moreno le dijeron que el chat era falso, y entonces la novelita siguió: publicó un video donde se quejaba de que Martina “en reiteradas ocasiones me ha insultado sin necesidad” y donde señalaba: “El hostigamiento es constante y encima borras mensajes al instante. No entiendo la necesidad. Mentirosa no soy. ¿Usar la imagen de mis hijas para hacer ‘canjes’ o limpiar tu imagen? QUÉ VERGÜENZA”. Desde entonces, silencio.
