Como si se tratara del clásico de Hollywood de 1993 “Hechizo del tiempo”, también conocida como “El día de la marmota”, un hombre de 80 años padece una rara enfermedad que le hace revivir cada día experiencias que ya tuvo. Se trata de un trastorno conocido como “déjà vécu” (”ya vivido”, en francés) en el que una persona no deja de repetir sus recuerdos.
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Esta enfermedad, que es extremadamente rara, consiste en una complicación del Alzheimer, que provoca que quien la padece tenga la sensación de que cualquier situación nueva que le toque vivir no es más que una repetición de experiencias anteriores.
Es un equipo de investigadores del estado de Nueva Gales del Sur, en Australia, quienes lograron determinar el trastorno y publicar un estudio detallado sobre el caso de un jubilado de 80 años que vivía en esa región y que padecía esta enfermedad.
De acuerdo con el anciano, él sentía que vivía cada día lo mismo, aunque nadie de su entorno le creía y, en realidad, pensaba que tenía demencia senil, a pesar de que él estuviera completamente seguro de lo que le estaba pasando.
“Cada día es una repetición del día anterior”, asegura el paciente en el estudio, “vaya donde vaya, la misma gente está al lado de la ruta, los mismos autos detrás mío con la misma gente adentro. La misma persona sale de los coches con la misma ropa, llevando las mismas bolsas, diciendo las mismas cosas... nada es nuevo”.
En la revista BMJ Case Reports se publicó el caso de este jubilado, quien, desesperado por su situación, fue a un canal de televisión a contar que siempre veía repetirse la misma noticia en su televisor. Y, además, creía que su libro electrónico andaba mal porque siempre “leía las mismas páginas”.
No se sabe cómo se produce la enfermedad
Sin embargo, los expertos no lograron determinar de qué manera se produce este trastorno, aunque creen que tendría que ver con una disfunción del hipocampo, la parte del cerebro que ayuda a convertir los recuerdos a corto plazo en recuerdos a largo plazo.
“Los síntomas de confabulación rememorativa seguían siendo generalizados y molestos”, pero “el paciente continuaba viviendo en su casa y seguía siendo independiente”, indicaron en el estudio.
