Thomas Roberts es un británico de 26 años que, tras varios meses ocultando que tenía el cuello inflamado, fue a ver a un médico porque la inflamación le empezó a doler de manera insoportable. Cuando descubrió el bulto en su nuca, primero pensó que se había golpeado, por lo que le quitó importancia, hasta que le empezó a doler en serio y no tuvo otro remedio que consultar a un especialista.
“Lo escondí porque tenía miedo”, confesó Roberts en una entrevista con el diario “The Mirror”, anticipando un diagnóstico desfavorable que le podían llegar a dar. Y, finalmente, el joven se enteró de lo que tenía, tras varias consultas y estudios médicos: Thomas padecía una hidradenitis supurativa (HS), una afección en la piel que causa cicatrices y nódulos parecidos a los forúnculos, de la que se desconoce la causa y no posee cura.
Esto obligó a Roberts a someterse a cinco operaciones para que le retiraran el quiste que le había salido en el cuello, pero también en otras partes de su cuerpo. Afortunadamente para él, esta afección es benigna, por lo que se descartó la posibilidad de generar un cáncer de piel.
El joven tuvo que dejar de trabajar
Sin embargo, y por más que los quistes le generen dolores, Thomas pudo llevar una vida normal, casarse y tener hijos. Aunque es consciente que su enfermedad le genera problemas sociales cuando interactúa con otras personas: “La gente hace comentarios y me mira. No creo que sea con la intención de molestar, pero puede ser difícil”, reconoció.
El joven tuvo que abandonar su trabajo como electricista por los dolores intensos que padece y permanecer en su casa. “Físicamente, drena tu energía. Realmente lo hace. La condición puede ser bastante debilitante”, contó.
