Frederick Ward, un jubilado británico fallecido a los 91 años tomó una drástica decisión a la hora de definir su testamento. Como la mayoría de sus nietos no lo visitaron en los últimos tiempos antes de morir, decidió castigarlos asignándoles una herencia simbólica de 60 dólares a cada uno, de una fortuna total superior al millón de dólares.
El hombre, que murió en 2020, contaba con un patrimonio compuesto por un departamento valuado en 450 mil libras (unos 570 mil dólares) y ahorros en el banco equivalentes a 500 mil libras adicionales (640 mil dólares). Sin embargo, a cada uno de sus nietos que no lo fueron a visitar les dejó una ínfima parte del total.
El hombre, exsoldado, había estado internado tres veces por problemas pulmonares pero, durante sus hospitalizaciones, nadie lo había ido a visitar. Fue así que, al enterarse de la división de la herencia que los perjudicaba, las hermanas Carol Gowing, Angela St Marseille, Amanda Higginbotham, Christine Ward y Janet Pett, presentaron una demanda para reclamar una revisión del testamento.
Finalmente, la Justicia falló en su contra, al dictaminar que era “totalmente racional” que Ward no repartiera la herencia de manera equitativa al haber tenido un “contacto muy limitado”, lo que hizo que su abuelo se sintiera “decepcionado”.
Un solo nieto recibió casi toda la herencia
Por otra parte, solo uno de los nietos recibió el resto de la cuantiosa herencia, al ser el único que no dejó de estar a su lado durante las internaciones. Era Fred Ward, hijo del único hijo del anciano que había fallecido antes que él.
“Algunos pueden opinar que, por lo general, cuando el hijo de un testador ha fallecido antes que él, debe dejar una parte igual de su residuo a la descendencia de ese hijo”, afirmó el juez en el fallo, repudiado por el resto de las nietas al interpretar que su primo había manipulado a la Justicia para obtener ese veredicto. Sin embargo, el juez decidió cerrar el caso sin darles la razón a las hermanas.
