Ben Mitchell es un australiano de 38 años que estaba casado y tenía dos hijos pequeños, además de administrar un viñedo cerca de Auburn (sudeste del país). Pero que acaba de morir tras una terrible lesión en el hombro a la que no le prestó atención durante un año hasta que fue demasiado tarde.
Es que durante todo ese tiempo, Mitchell sintió que podía soportar el dolor, provocado por un desgarro que nunca terminó de curarse. Pero llegó un momento en que el sufrimiento se volvió insoportable, y recién ahí hizo una consulta médica que lo dejó impactado.
“Te quedan dos semanas de vida”, le dijo el doctor, para darle a entender que se había dejado estar con el dolor que sufría en el hombro. Es que la lesión se había extendido por el resto de la espalda, cuando decidió cortar por lo sano y enterarse que, lo que tenía, era un tumor.
Porque aparte del desgarro en los músculos, los estudios que le mandaron a hacerse detectaron un cáncer en el peritoneo, la membrana que recubre la cavidad abdominal.
El hombre sobrevivió unos días más
Tras recibir la terrible noticia de su muerte inminente, el hombre decidió no hacer quimioterapia, aunque logró sobrevivir unos días más hasta su fallecimiento, el 8 de marzo pasado.
“Siempre voy a recordar su risa contagiosa, su inclusión y su amabilidad. Tenía una manera de hacer que la gente se sintiera bienvenida, siempre quería charlar y estaba genuinamente interesado en las personas y sus vidas”, expresó su viuda, Johanna, en diálogo con el diario “The Advertiser”.
