La historia de amor de Emilia Attias y el Turco Naim comenzó con una chispa que se encendió en 2005, durante la grabación de un sketch para el programa “Showmatch”. Su relación se consolidó rápidamente. En 2009, se casaron en una ceremonia íntima en Brasil, rodeados de familiares y amigos. En octubre de 2016 se convirtieron en papás de Gina. Todo terminó de la peor forma: escándalo, tercero en discordia y separación.
Más allá de ser pareja, Emilia y el Turco son socios en lo laboral. En 2013 abrieron su primer bar, Poe, al que luego se sumaría Cadillach. Juntos, han construido una vida llena de proyectos compartidos, sueños cumplidos y un profundo amor que los une.
A lo largo de casi dos décadas, la pareja ha demostrado que el amor verdadero puede superar cualquier obstáculo. Su secreto, según ellos mismos, radica en la comunicación honesta, el respeto mutuo, la libertad individual y la confianza inquebrantable.
ASÍ FUE LA HISTORIA DE AMOR ENTRE EMILIA ATTIAS Y EL TURCO NAIM
Durante una entrevista, Emilia Attias brindó detalles desconocidos de su matrimonio de 20 años con el Turco Naim, a quien conoció en una cámara oculta y con quien en 2016 tuvo a Gina (7). Tal cual expuso la actriz, la diferencia de edad no les pesa y tienen una relación “sana que vale la pena”.
“Es importante tener la libertad necesaria. Ni muy lejos ni muy cerca. Lo importante es poder compartir la vida sin editarte, sin que al otro le incomode algo de vos”, dijo cuando le preguntaron cuál es su secreto para una relación tan larga.
Y luego, cuando el cronista de revista Gente le consultó por la diferencia de edad que existe entre ambos indicó que “a la diferencia de edad nunca la noté. Obviamente que tiene más experiencias en algunas cosas. Lo que me aportó es una mente inteligente, profunda y eso es por la experiencia. Me enamoró su nivel cultural, algo propio de haber vivido veinte años más que yo”.
“Yo era una chica de ciudad y él un hombre de campo, me trajo una vida rústica. Siempre digo que él hizo más rústica a esta chica elegante de ciudad, la devolvió a sus raíces”, siguió.
Y tras exponer qué le aportó la madurez de su pareja, confió lo que ella le aportó a él. Sobre esto dijo que “tengo mucha espiritualidad. Creo que le aporté calma, la posibilidad de trabajar sobre su espíritu. Pero no creo que no nos dimos algo el uno al otro. Teníamos aspectos dormidos que vinimos a despertarnos”.
