Un insólito incidente ocurrió la madrugada del sábado en una cervecería bonaerense. El suceso tuvo lugar en Poland, un bar situado en la localidad de Campana. Un hombre fue expulsado del local por acosar y molestar a los clientes. Tras ser retirado, regresó conduciendo su vehículo, chocó varios autos y en al menos tres ocasiones, se estrelló contra el frente del establecimiento.
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Testigos informaron que el individuo subió a su camioneta Nissan de color champán y, sin consideración alguna, embistió otra camioneta y un Peugeot perteneciente a un cliente.
En ese mismo afán de locura, aceleró y se lanzó directamente contra la vidriera de la cervecería, repitiendo esta acción dos veces más. En ambas oportunidades, dio una vuelta a la manzana y volvió a chocar su vehículo contra el local. Tras el estallido, los cristales de los vidrios cayeron cerca de una pareja que estaba en el interior del establecimiento y casi hieren a una mujer.
El personal de la cervecería llamó a la policía, pero el agresor logró escapar antes de que los oficiales llegaran. Los dueños del establecimiento ya han presentado la denuncia correspondiente.
El violento episodio fue capturado por las cámaras de seguridad cercanas, permitiendo identificar al atacante, aunque aún no fue detenido.
Fue a un bar a trabajar con su laptop y lo echaron: “No es un locutorio”
Alfonso, un español que había ido a un bar de la ciudad de Valencia a tomar un café y aprovechar la conexión wifi para trabajar con su laptop, fue echado por los dueños y, en las redes, mostró todo su descontento. Pero no se imaginó lo que le iban a contestar del local.
El comentario del cliente damnificado fue publicado en la cuenta @soycamarero, donde generalmente se comparten quejas y respuestas de comensales, mozos y propietarios de establecimientos gastronómicos.
“Tras desayunar, saco el portátil y me pongo a trabajar. Me mueven para una mesa más pequeña para que las grandes queden libres”, empezó a contar Alfonso, quien no protestó por el cambio de lugar, algo que es lógico cuando un bar tiene previsto llenarse.
Sin embargo, luego se encontró con una situación que lo indignó: “A los 10 minutos me dicen que me tengo que ir, habiendo varias mesas vacías”, y agregó “nunca más”, dejando en claro que no tiene pensado volver allí.
Al poco tiempo, el propietario del bar, quien leyó la reseña que le dejó el cliente, no dudó en contestarle.
“Es que has ido a desayunar a una cafetería y no a un locutorio”, empezó su descargo el dueño.
Y prosiguió: “Una cafetería que en horas punta (pico) de desayunos y almuerzos tiene una gran demanda debe optimizar sus mesas para que el negocio siga siendo rentable”.
Además, el propietario atacó al cliente por no haber estado el tiempo que dijo y que solo había consumido 3,50 euros. “No podemos perder clientes habituales para que tu trabajes en las instalaciones de nuestro establecimiento como la lógica dicta”, le disparó.
