Sharon Tirabassi es una canadiense que vivía en la ciudad de Hamilton (en la provincia de Ontario, muy cerca de las Cataratas del Niágara y la frontera con Estados Unidos) y a la que sus ingresos le alcanzaban para alquilar un departamento muy humilde con sus tres hijos, pero no para tener un auto usado. Y que, de la noche a la mañana, se hizo rica al ganar el premio mayor de la lotería en 2004, que en esa jugada repartía 10 millones de dólares.
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Pero lo más dramático de su historia de vida es que, tras una década viviendo como una persona rica, de repente se dio cuenta que se había gastado todo el premio que había ganado.
Es que cuando se enteró que se había convertido en millonaria, la mujer decidió cambiar radicalmente su tren de vida, sin considerar las consecuencias ni pensar en cómo multiplicar su patrimonio.
Fue así que Sharon se volvió a casar, tuvo tres hijos más y se compró una casa. Y, además, se puso a gastar de manera desenfrenada, lo que le terminó provocando que, en los primeros tres años de su bonanza, ya se había despilfarrado la mitad del premio de la lotería.
En qué gastó los 10 millones de dólares de la lotería
Los gastos de Tirabassi fueron todo lo que ella anheló tener durante tantos años de penurias: viajes, autos de alta gama, ropa de marcas de lujo, salidas a restaurantes caros y, además regalos y donaciones a familiares y amigos.
Por ejemplo, invitó a sus amigos a hacer varios viajes a Las Vegas, Cancún y el Caribe con todos los gastos pagos. Y, en el garaje de su nueva casa, tenía un Hummer amarillo, un Mustang, un Dodge Charger y un Cadillac Escalade.
Además, les regaló a sus padres un millón de dólares y dividió 1,75 millones de dólares entre sus cuatro hermanos. Y, como si no fuera suficiente, pagó alquileres de conocidos, ayudó a una amiga cuando su esposo fue a la cárcel y financió a dos amigos para que pusieran un negocio.
Cuando se quiso dar cuenta después de nueve años, en 2013, Sharon descubrió que “solo” le quedaban 750 mil dólares. “No creas que nunca se va a acabar”, comentó en una entrevista con el diario The Sun.
Y agregó: “El dinero es la raíz de todos los males. Todo era divertido al principio, pero ahora hemos vuelto a la vida”, al contar que viven de vuelta con lo justo, buscando que sus hijos aprendan la lección: “Estoy tratando de que entienda que tienen que trabajar por dinero. Cuando me piden dinero, les digo que no tengo hasta el día de pago. Hay que esperar”, cerró.
