Una mujer que recibió un doble trasplante fue detenida a punto de abordar un avión por llevar en su equipaje su antiguo corazón.
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Jessica Manning es una docente neozelandesa de 30 años que había recibido un trasplante cardiaco y hepático hace ocho años atrás a causa de una malformación que arrastraba desde su infancia.
Tras varias operaciones, la joven había decidido donar sus órganos para que fueran usados en investigaciones científicas: el hígado fue entregado a una universidad para sus estudios sobre la cirrosis, pero unos meses más tarde, los médicos le ofrecieron devolverle el antiguo corazón porque ya no lo necesitaban.
Fue así que Manning decidió tomar un avión a Australia para enterrar el órgano en el jardín de su nueva casa adonde se iba a mudar, fiel a una antigua tradición de los pueblos originarios de Nueva Zelanda.
“La cultura maorí sostiene que hay que devolver el cuerpo tal como Dios lo creó, por lo que tenemos la posibilidad de conservar nuestros órganos”, explicó la mujer cuando fue detenida en el aeropuerto de Auckland. “Quería enterrar mi corazón en una propiedad que tenía un importante significado para mí, tal vez era la primera casa que iba a comprar y quería plantar un árbol por encima”, agregó.
La mujer es detenida y su corazón confiscado
A pesar de esa explicación, los agentes de la aduana no aceptaron que Jessica viajara con su corazón envuelto en una bolsa rellena con un conservante líquido, por lo que se lo confiscaron y detuvieron a la mujer hasta aclarar lo que estaba pasando.
En su declaración, la docente explicó que no podía declarar lo que transportaba cuando hizo el check-in en el aeropuerto: “No existe ninguna opción en el formulario de migraciones sobre restos humanos, solo partes del cuerpo de animales”, se justificó. Finalmente, tras una hora de discusiones con los funcionarios, la mujer fue liberada: “Estoy feliz de haber sido autorizada a seguir mi viaje con mi viejo corazón conmigo”, cerró en diálogo con el diario The Daily Mail.
