El nuevo emblema del London Museum está haciendo ruido y generando mucho debate en las redes: se trata de una paloma en porcelana blanca haciendo caca dorada. El cambio de la imagen que representa al museo fue revelada hace poco en la cuenta oficial de la institución en X.
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Para la directora del ex Museo de Londres, se trata de “una metáfora” de lo que representa la capital del Reino Unido.
“La paloma y la mancha evocan un lugar histórico lleno de dualidades, un lugar donde el grano y la paja conviven desde hace miles de años”, explicó Sharon Ament al medio “Conversation”.
Y prosiguió: “La paloma es un símbolo que une a nuestra ciudad. Es un vínculo entre el pasado y el presente. Y estamos muy orgullosos de tenerlo como ícono de nuestro museo de Londres”.
En realidad, las palomas no son aves autóctonas de las islas británicas, sino que las primeras cruzaron el Canal de la Mancha desde la región francesa de Normandía hace más de mil años, por lo que fueron testigos del crecimiento y transformación de Londres.
La polémica por la elección del emblema
Si para algunos la elección de la imagen fue acertada, también hubo muchos que la criticaron, al considerarla ordinaria, incómoda, e incluso un despilfarro de dinero. Algunos ven al pájaro como repulsivo, al ser considerado una plaga en muchas ciudades del mundo.
“Una sola paloma defeca unos 11 kilos de excrementos por año”, recuerda la publicación británica. Y, además, son transmisoras de varias enfermedades, tal como lo plantea el mismo artículo.
Pero el sociólogo Colin Jerolmack defendió la elección del museo, al sostener que las palomas son “intrusos explícitos en espacios que habíamos decidido que estaban reservados para los seres humanos”.
