La “limpieza de la muerte” es un truco de organización que consiste en ordenar y desechar objetos personales con el fin de simplificar la vida. Esta práctica sueca, cada vez más popular en Argentina, propone planificar el futuro para reducir la carga emocional sobre los seres queridos.
Esta tendencia, popularizada por la escritora Margareta Magnusson, invita a reflexionar sobre el valor sentimental y práctico de las posesiones. Al deshacerse de objetos innecesarios, se busca facilitar la gestión de las pertenencias tras el fallecimiento, además de promover una vida más minimalista y organizada.
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La limpieza de la muerte ofrece múltiples beneficios tanto para el individuo como para sus seres queridos. Al deshacerse de objetos innecesarios, se logra una simplificación de la vida diaria, reduciendo el estrés asociado al desorden y facilitando la limpieza y el mantenimiento del hogar.
Además, esta práctica fomenta una mayor conciencia sobre el consumo y el valor de las posesiones, promoviendo un estilo de vida más minimalista y sostenible. Al organizar las pertenencias de manera anticipada, se evita que los familiares deban tomar decisiones difíciles en un momento de duelo.
Cómo empezar la limpieza de la muerte
Según Margareta Magnusson, un buen punto de partida para iniciar la limpieza de la muerte son los espacios de almacenamiento como sótanos, áticos o garajes. Se recomienda comenzar por objetos de gran tamaño, como muebles, para luego pasar a elementos más pequeños. Esta secuencia facilita visualizar el progreso y motiva a continuar con la tarea.
Las fotografías suelen generar un apego emocional significativo y pueden retrasar el proceso de limpieza. Por esta razón, se sugiere dejarlas para el final. Es importante recordar que el objetivo no es deshacerse de todos los recuerdos, sino de organizar y conservar aquellos que tienen un valor sentimental real.
