Hablar de Black Friday en el siglo XXI implica pensar en oportunidades de compra barata, con grandes descuentos y rebajas. Pero no siempre fue así. De hecho, el origen de esta expresión nada tiene que ver con el consumismo desenfrenado, aunque quienes participaron de su primera versión sí creyeron que iban a aprovechar otro tipo de oportunidades.
Es que, a fines del siglo XIX, Estados Unidos atravesaba un período de grandes cambios donde el tren y el oro tenían un rol central en el desarrollo del país. En esa época de expansión de los ferrocarriles, dos inversores se convirtieron en los responsables de una de las mayores estafas financieras de todos los tiempos: Jay Gould y James Fisk. El objetivo de estos dos lobos de Wall Street era acaparar todo el oro que pudieran para aumentar su precio y venderlo con grandes beneficios.
Este intento de manipular los mercados financieros se dio en un momento en que la economía estadounidense se encontraba en una fase de transformación profunda.
Origen del Black Friday
Fue así que, el viernes 24 de septiembre de 1869, Gould y Fisk llevaron a cabo su maniobra, inflando el precio del oro hasta tal nivel que se disparó muy rápido la especulación. Sin embargo, el gobierno de ese entonces intervino en el mercado, vendiendo suficiente oro que tenía en sus reservas como para revertir la tendencia.
Pero esto hizo que el precio se desplomara, provocando un pánico generalizado en Wall Street y la ruina de miles de inversores que creyeron ver una gran oportunidad de enriquecimiento rápido y fácil. El viernes negro de 1869 provocó una severa crisis económica en Estados Unidos, casi lleva a Gould y Fisk a la cárcel y generó la conciencia de que hacían falta mayores regulaciones en los mercados financieros para evitar este tipo de corridas.
