Anabel Lucila Grossi había cumplido 31 años y logrado hacer realidad su sueño de ser médica pediatra. En su camino, encontró no solo su pasión por la medicina, sino también el amor verdadero que la acompañó durante casi una década. Junto a Esteban Ismael Pereyra tomó la valiente decisión de dejar su Santa Fe natal para construir una nueva vida juntos en Neuquén.
El destino trágico, sin embargo, cambió abruptamente sus planes. El pasado lunes, mientras viajaban para reunirse con sus seres queridos y celebrar la Navidad, un violento accidente de tránsito en un cruce de rutas de la provincia de Buenos Aires puso fin a sus vidas. La tragedia dejó una profunda huella en la comunidad de Neuquén, donde Anabel era admirada y querida, y su historia resonó a nivel nacional, conmoviendo a quienes supieron de ella y su historia de amor eterno.
Un amor que cruzó fronteras
Anabel nació en la localidad santafesina de Roldán y estudió medicina en la Universidad Nacional de Rosario. Fue allí donde conoció a Esteban, un talentoso project manager que trabajaba para una empresa estadounidense. Su relación se fortaleció con el tiempo, hasta que Anabel decidió mudarse a Neuquén para estar junto a él.
En Neuquén, Anita se convirtió en una destacada médica pediatra, trabajando en los hospitales Heller y Castro Rendón. Para muchos, no era solo una doctora: era la “médica de bebés”, como a ella misma le gustaba definirse y como la recordaron las familias de los pequeños que atendió.
“Fue una excelente doctora, estuvo en el parto de mi hijo hace dos años. En paz descanse, ella y su pareja”, escribió una madre en redes sociales. Otra agregó: “Era hermosa, dedicada y comprometida. Atendió a mi bebé en sus primeros días”.
El legado de Anita en sus colegas y amigos
Sus compañeros de trabajo compartieron mensajes llenos de dolor y admiración. Desde la Residencia de Pediatría del Hospital Castro Rendón publicaron cartas para honrar su memoria. “Qué tremenda persona tenés que ser para que quienes te conocimos por tres meses o toda la vida te recordemos con la misma alegría”, expresaron en una de ellas. “Tu sonrisa y dedicación serán eternas”.
Otro mensaje recordó: “Me quedo con tu alegría, tus chistes a tras horas, y ese deseo persistente de ser mejor. Dejaste una huella imborrable en nuestras vidas”.
Esteban, el compañero que iluminó su camino
Esteban Ismael Pereyra, conocido como “Tebi”, tenía 36 años y trabajaba desde 2015 como project manager para una empresa en Nueva York. Aunque su carrera fue brillante, lo que más destacaban de él era su generosidad y su carácter amable. “Tebi, eras un gran tipo, siempre con una sonrisa y dispuesto a ayudar. Te vamos a extrañar mucho”, escribió un amigo. Otro agregó: “Nos queda el recuerdo de tu bondad y buen humor”.
Un familiar lo despidió con un mensaje emotivo: “Se fueron juntos, con ese amor tan lindo que se tenían. En el lugar donde estén ahora, espero que haya playas, colores y fiestas, porque acá los recordamos con muchísimo amor”.
Cómo fue el accidente
El trágico accidente tuvo lugar el lunes en el cruce de las rutas 33 y 70, cerca de la localidad de América, en el oeste de la provincia de Buenos Aires. Esteban Pereyra y Anabel Grossi viajaban en su Citroën C4 Cactus rumbo a la ciudad santafesina de Roldán para celebrar las fiestas junto a la familia de la joven.
De acuerdo con fuentes policiales, el siniestro ocurrió cuando un camión, que transitaba por la ruta 33 hacia Trenque Lauquen, colisionó violentamente contra el automóvil de la pareja, que intentaba incorporarse a esa carretera desde la ruta 70.
El impacto fue fatal para Esteban, quien perdió la vida en el acto. Anabel, por su parte, sufrió un grave traumatismo de cráneo y fue trasladada de urgencia al Hospital Municipal de Rivadavia, donde falleció horas después a pesar de los esfuerzos médicos.
El conductor del camión sufrió heridas moderadas y actualmente se encuentra fuera de peligro. La causa fue caratulada como “homicidio culposo” y “lesiones graves culposas”, mientras que la Policía Departamental de Rivadavia continúa investigando para esclarecer las circunstancias del accidente.
