En julio, un femicidio conmocionó a Córdoba: Catalina Gutiérrez murió asfixiada en camino a una juntada con amigos. Pronto se supo que Néstor Soto, amigo de la facultad quien declaró haber estado enamorado de ella, era el principal sospechoso.
En medio de las audiencias en la Justicia para intentar esclarecer las causas del femicidio, salieron a la luz los escalofriantes mensajes que el sospechoso envió poco después del hecho.
El detective de homicidios Rodolfo Palazzi compartió en la audiencia el análisis de los celulares de la joven y el atacante. Así mostró cómo Soto intentó establecer una coartada tras asesinarla, según informó TN.
El día del femicidio, Soto y Gutiérrez comenzaron un intercambio de mensajes para coordinar a qué hora se reunir por la noche en camino a la reunión. Catalina avisó que llegaría pasadas las 21.30hs y él respondió: “De una, pana, perfecto”.
“¿Estás para estar a las 21:30?”, dijo ella. Ante la falta de respuesta envió una alerta para que el celular de Néstor sonara. Él respondió que sí, que estaría disponible, y Gutiérrez mandó un audio donde le decía que dejaría el auto en las inmediaciones del Patio Olmos. Ese fue el último mensaje de voz enviado por la joven estudiante de arquitectura.

Pasadas las 21:30 hablaron por teléfono por cinco minutos y cuando ella llegó a la casa de su amigo continuaron en comunicación.
Catalina frenó el Renault Clio frente al domicilio de Soto, él se arrimó al auto, ella estacionó e ingresó a la casa corriendo.

Los mensajes de Néstor Soto
Palazzio mostró entonces los mensajes que el presunto femicida le envió a Ulises Belián y Agustina Elías, quienes también iban a la reunión, para formar una coartada. Los mismos los mandó cuando Catalina ya estaba inconsciente y amordazada.
“¿Qué onda, gila? No hacemos un pingo”, dijo. 22.17 le mandó un mensaje a su amiga, que ya había muerto: “Che, ¿qué onda Cata? Era para avisarte que ya estoy en casa. No sé qué onda vos. Le dije a los chicos que se cancelaba, no venías más y ya ni me muestro enojado”.
A las 22:25, Soto prendió las luces de su departamento, sacó una bolsa y la descartó a la vuelta de su casa. Poco después abrió y cerró el auto de Catalina, lo estacionó cerca del ingreso y la sacó arrastrando y ya sin vida.
El aporte, informó TN gracias al medio El Doce, fue contundente porque dejó en evidencia los últimos movimientos de la víctima y el agresor y sumó a la intencionalidad del delito.