El dolor y la indignación dieron la vuelta al mundo esta semana tras la viralización de un video donde se ve a un koala herido, desorientado y al borde del colapso en medio de un paisaje calcinado. Las imágenes, captadas en el Parque Nacional Budj Bim de Victoria, Australia, reflejan la dramática situación que atraviesa la fauna local tras los incendios forestales de marzo, pero también reavivan el debate por la polémica “matanza” que el gobierno local ordenó sobre la población de estos animales.
El operativo, que incluyó disparos desde helicópteros por parte de francotiradores, provocó el sacrificio de hasta 750 koalas. Las autoridades de Victoria sostuvieron que la decisión fue tomada tras constatar que muchos de los ejemplares no podrían sobrevivir por las heridas, la deshidratación o la falta de alimento. “Fue una acción basada en la compasión y la evidencia científica”, argumentó la primera ministra estatal, Jacinta Allan, en conferencia de prensa.
La respuesta oficial y la controversia por la matanza de koalas en Australia
La intervención fue autorizada por el Departamento de Energía, Medio Ambiente y Clima de Victoria como una medida excepcional ante una crisis ambiental sin precedentes. El incendio, que arrasó más de 2.000 hectáreas, dejó a la población de koalas sin fuentes de alimento ni hábitat seguro. Sin embargo, lo que para el gobierno fue una respuesta “controlada” al sufrimiento animal, para muchos sectores significó una brutalidad innecesaria.

Organizaciones ambientales, expertos en fauna y referentes políticos cuestionaron duramente el operativo. Una de las críticas más resonantes fue la del diputado Georgie Purcell, del partido Justicia Animal, quien advirtió sobre la falta de controles éticos rigurosos. “No se puede determinar desde el aire si un animal sufre, ni si una hembra lleva una cría en su bolsa. Se actuó sin certeza ni precaución”, declaró al diario Herald Sun.
En la misma línea, Jess Robertson, presidenta de la Alianza por los Koalas, aseguró que el operativo careció de fundamentos científicos sólidos. “No se puede hablar de una matanza humanitaria si no se han evaluado todas las alternativas posibles. Lo que vimos fue una respuesta desesperada, no una solución ética”, sostuvo.
Para peor, el koala fue declarado en peligro de extinción en 2022 en varias regiones clave de Australia. Los incendios forestales, la deforestación, enfermedades como la clamidia y el impacto del cambio climático han empujado a esta especie a un límite crítico. Solo entre 2019 y 2020, se estima que los incendios afectaron hasta el 71% de la población en algunas zonas.
A pesar de la implementación de un plan nacional de recuperación a 10 años, especialistas advierten que las poblaciones siguen cayendo y las medidas adoptadas no son suficientes. “Matar animales en masa no puede ser la respuesta estructural a una crisis de conservación. Es un precedente peligroso que puede replicarse en futuras emergencias”, señalaron desde la Sociedad Australiana de Conservación. Mientras tanto, el video del koala herido sigue circulando en redes sociales como símbolo del sufrimiento animal y como llamado de atención global.