Dentro del mundo del calzado deportivo existen numerosos detalles que suelen pasar desapercibidos. Uno de ellos, que suele despertar curiosidades entre quienes prestan atención a su calzado, es la presencia de un par de agujeros adicionales en la parte superior de muchas zapatillas.
Estos agujeros están diseñados para crear lo que se conoce como un “bloqueo del talón”. Esta técnica de ajuste permite asegurar mejor el pie, reduciendo el movimiento interno durante actividades intensas como correr. Al utilizar correctamente estos orificios, se logra disminuir la fricción y evitar la formación de ampollas, un problema común entre corredores y caminantes frecuentes.
Te puede interesar
La manera en que se utilizan implica pasar los cordones por estos orificios de forma invertida, generando una especie de bucle por el cual se cruzan los cordones del lado opuesto antes de ajustarlos. Esto crea un anclaje más firme en la zona del tobillo, sin necesidad de apretar mucho el resto del calzado.
Además de brindar mayor estabilidad, el uso de estos agujeros puede mejorar el rendimiento general, ya que un pie que no se desliza dentro de la zapatilla permite un mejor impulso y mayor control sobre cada paso. Es especialmente útil en terrenos irregulares o durante entrenamientos prolongados.
Por qué las zapatillas deportivas se gastan tan rápido
Las zapatillas deportivas se desgastan rápidamente debido a la combinación de varios factores, como el tipo de material de la suela y la frecuencia de uso. La mayoría de las zapatillas deportivas están fabricadas con caucho o compuestos de goma en la suela, materiales que proporcionan una excelente tracción y comodidad. Sin embargo, estos compuestos son relativamente blandos, lo que los hace susceptibles al desgaste cuando entran en contacto frecuente con superficies duras. Cuanto más rígida y abrasiva sea la superficie, mayor será la cantidad de desgaste que experimentará la suela.
Otro factor importante que contribuye al desgaste acelerado de las zapatillas deportivas es el tipo de actividad para la que se usan. El correr, saltar o realizar ejercicios de alta intensidad ejerce una presión constante sobre la estructura del calzado. Además, los movimientos repetitivos, como el impacto en cada pisada, pueden descomponer gradualmente las capas de la suela, afectando su capacidad para amortiguar y dar soporte. A lo largo del tiempo, los componentes de la zapatilla, como la espuma en la entre suela, pierden su capacidad de absorción de impactos, lo que reduce el rendimiento general y provoca un desgaste más visible, especialmente en los talones.
