La psicología lleva años estudiando cómo las nuevas tecnologías transforman la forma en que nos percibimos. Un hábito tan cotidiano como escuchar los mensajes de voz que uno mismo envió por WhatsApp no es simplemente una curiosidad: en algunos casos puede revelar aspectos profundos.
Lo cierto es que reproducir un mensaje propio puede tener múltiples significados. Para algunas personas, se trata de una simple revisión para asegurarse de que el contenido fue claro. Pero para otras, está más relacionado con la autoevaluación constante, la inseguridad o incluso una forma de chequear cómo suena su voz. Escucharse puede ser una manera de reafirmarse o de corregirse, lo que podría vincularse con rasgos de perfeccionismo.
Según especialistas, esta conducta también puede estar relacionada con el control. Volver a escuchar lo que se dijo permite revisar si uno se expresó bien, si fue demasiado directo o si el tono elegido podría ser malinterpretado. En contextos de vínculos laborales o afectivos más sensibles, esta práctica se convierte en un intento por manejar cómo el otro podría percibirnos.
En muchos casos, escucharse puede ser también una forma de autoconocimiento. Prestar atención a cómo hablamos, qué palabras usamos o cómo cambia nuestro tono según la persona a la que nos dirigimos. Entonces podría pensarse como una herramienta de introspección cotidiana.

La palabra de un especialista en psicología
En diálogo exclusivo con eltrecetv.com, el Licenciado en Psicología Luciano García (MP 52861 - Instagram @lic_luciano_garcia_valentin) habló del tema. “Escuchar los propios audios, como cualquier otro comportamiento del ser humano, no tiene significados únicos, es decir, no son signos de algo. Pero esto no quita que podemos ensayar o pensar posibles respuestas”, explicó.
Además dijo que “una es pensar esta acción en la línea de los TOC (trastornos obsesivo compulsivo). También puede ir en la misma dirección revisar si quedó la hornalla apagada. Es el acto de volver a repasar una y otra vez la situación. Esto se da, por lo general, ante la presencia de pensamientos intrusivos, es decir, no son manejados por la voluntad, escapan a su control".
“Dichos pensamientos pueden llegar a ser violentos, agresivos y llevar a cierto nivel de angustia, ya que no se alivia la situación con el revisar por décima quinta vez el audio mandado. Estos pensamiento, en cuanto al contenido, pueden ir desde ‘¿habré querido decir lo que pienso?’, ‘¿habré quedado agresivo/a?’, ‘¿se notará que tengo alguna pretensión sexual?’. Entre mil pensamientos más que no hacen otra cosa que hacer dudar y llevar hasta la angustia cuando ya no hay acción de revisado que haga frenar los pensamientos. Otras veces los pensamientos y las dudas se relajan tras revisar una o dos veces la acción “, explicó el psicólogo.
Y también indicó que “otra respuesta que podemos ensayar en cuanto al tema es una simple inseguridad o duda sobre el mensaje dado sin llegar a la existencia de un pensamiento intrusivo“.
“Cabe destacar también que estamos en una época del paradigma de la pantalla , una fuerte adicción a las pantallas, sobre todo la del celular. Es decir, se puede revisar el audio tan solo para estar un poco más en contacto con el dispositivo“, agregó el especialista.