Luego de semanas marcadas por las acusaciones públicas de Viviana Canosa, Lizy Tagliani decidió romper el silencio y expresar su dolor: lo hizo a través de una carta abierta dirigida a su hijo adoptivo, Tati, que compartió en sus redes sociales junto a una foto del pequeño junto a su esposo, Sebastián Nebot, a bordo de un avión.
“Y de repente, en medio de sus luchas, nadie frenó un minuto para pensar en vos, en tu corta vida”, escribió la conductora de Telefe, dejando entrever la angustia que le generaron los comentarios mediáticos sobre su rol como madre y el impacto que estos podrían tener en el niño.
Tagliani fue contundente: “Se burlaron de tu futuro como si desearan que fuera tu pasado, ese del que estamos tratando de salir con amor, para que cuando tengas ganas de saber quién fuiste y por qué estás acá, no mires tu ayer con rencor”.

En un pasaje cargado de emoción, la artista reafirmó su compromiso con su hijo: “Te doy mi palabra de honor que voy a enseñarte a estar orgulloso de cada uno de los seres que llegaron a tu vida para protegerte. Algún día vas a entender que la herencia más valiosa no se compra, pero se siente, te llena de fuerzas para derribar cualquier muro de maldad y seguir con la frente en alto”.
La carta cerró con una declaración de amor maternal que refleja el profundo cambio que Tati provocó en su vida: “Viví, disfrutá, jugá, reí y sé feliz, que acá estoy yo con una fortaleza única que jamás había sentido antes. Estoy casi segura de que de esto se trata ser mamá”.
El descarnado llanto de Lizy Tagliani en vivo: “Todos en mi casa cayeron en un pozo”
Lizy Tagliani vive días complicados. Y Lizy se sinceró: “Al principio me causó hasta gracia el tema del robo, porque sé quién soy. Ahora después se salió todo de control”. Prometió no llorar, pero no lo pudo evitar.
“Perdón. Quiero pedirles perdón porque yo me prometí por mi familia no llorar porque me la paso moqueando que la muerte de mi mamá, que la pobreza, que lo fiera, que esto y que lo otro. Y dije, en este momento no voy a llorar nunca, pero lo que pasa es que estoy en mi casa y es el único lugar al que tengo derecho a poder refugiarme”, contó en LAM.
“Es lo que tiene que ver con el dolor, con lo que tiene que ver con poder expresar lo que siento de verdad. Porque yo cruzo el portón de mi puerta, el portón de mi casa y salgo con una personalidad, que me quiero comer el mundo para que la gente sepa que yo no soy una persona débil. Pero en casa tengo un montón de angustias y dolores que no me lo puedo pasar más. Y llegué a mi casa y mi marido tenía ganas de decir cualquier cosa en cualquier lado. Y después de trabajar está tirado llorando por todas las cosas que se dicen de mí, una mujer con la que eligió compartir su vida”, sostuvo.
“En Mendoza hay una familia destrozada, pero no por si soy inocente o no. Primero que digas que si soy una hija de remil puta que me caiga la peor de las penas, pero no se puede vivir así. No podés llegar a tu casa y que toda la gente esté sufriendo y que tus amigos sufran, y que tus amigos caigan en un en un pozo por tu culpa, ni que haya un montón de familia ni amigos que estén preguntando a ver cómo estoy cada cinco minutos”, dijo, entre lágrimas.
“Porque yo soy una mujer fuerte y no voy a parar. Pero toda la gente que está a mi alrededor no tiene derecho a sufrir esto. Ni toda la gente que confió en mí, que se pagó una entrada, que me fue a ver el teatro, que me sigue, que confía por las cosas que yo digo en la tele, en tu programa, en otros programas, en mi programa. No hay derecho, no existe ese derecho que esa gente desconfíe de mí. Ojalá se haga justicia”, cerró, visiblemente quebrada.