Milo De Nastchokine, el único sobreviviente de la tragedia en Villa Devoto, continúa internado en la Unidad de Cuidados Intensivos Infantil del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez.
Según el último parte médico, el nene de un año y medio “evoluciona favorablemente”, luego de haber sufrido una severa intoxicación por monóxido de carbono.

De acuerdo a fuentes oficiales, el pequeño se encuentra con una cánula de alto flujo como soporte ventilatorio, aunque “sin requerimiento de drogas inotrópicas y vasopresoras”. Además, permanece con “monitoreo continuo estricto” mientras avanza su recuperación.
El único sobreviviente en Devoto: el caso que conmovió al país
Milo fue encontrado el martes en la casona de Sanabria al 3700 en Villa Devoto. El pequeño estaba en una habitación diferente a aquella donde murieron sus padres, Andrés De Nastchokine y Marie Lanane, su hermana Elisa y sus abuelos Demetrio De Nastchokine y Graciela Just.
Cuando lo hallaron, el bebé estaba consciente, aunque presentaba niveles elevados de carboxihemoglobina en sangre, lo que indica una exposición crítica al gas tóxico. En una primera instancia fue trasladado al Hospital Zubizarreta y más tarde derivado al Gutiérrez, donde permanece internado.

De acuerdo con el informe preliminar de la investigación, las pérdidas de este gas tóxico se dieron por un problema en la caldera. “Generaba en el interior de la cocina concentraciones altas de monóxido cuyos gases no eran evacuados correctamente al exterior, sino que se evadían por los intersticios del cielorraso y el piso flotante acumulándose en los pisos superiores”, dice parte del informe al que pudo acceder TN.

A ello se sumó “la falta de mantenimiento general de la misma” y que “el conducto de evacuación de gases advertía filtraciones por corrosión”.
Uno de los datos más impactantes que surgieron en los últimos días es que la familia tenía previsto reparar el artefacto. Así lo comprobaron los peritos al hallar pegado al costado de la caldera un papel con dos presupuestos: “$1.200.000” y “$600.000”. Ese detalle confirmaría que el matrimonio había consultado precios con gasistas matriculados para realizar el arreglo.