Con la llegada del invierno, muchas personas reducen significativamente su consumo de agua. El frío suele disminuir la sensación de sed, lo que lleva a descuidar uno de los hábitos más importantes para mantener la salud: la hidratación. Sin embargo, especialistas advierten que el cuerpo sigue necesitando una cantidad adecuada de líquidos incluso en las épocas más frías del año.
Durante el verano, el calor y la transpiración nos obligan a beber más agua de manera casi automática. En invierno, ese reflejo desaparece, pero el organismo continúa perdiendo líquidos a través de procesos como la respiración (el vapor que exhalamos), la orina y la transpiración que, aunque más leve, sigue ocurriendo.
¿Cuánta agua recomiendan los médicos?
La recomendación más extendida entre los profesionales de la salud es consumir entre 2 y 2,5 litros de agua por día para un adulto promedio. Esta cantidad incluye tanto el agua pura como la que proviene de infusiones, caldos y alimentos ricos en agua como frutas y verduras.
Los requerimientos pueden variar según el peso, la edad, la actividad física y condiciones específicas como fiebre, enfermedades respiratorias o tratamientos médicos que aumenten la pérdida de líquidos.

Síntomas de deshidratación invernal para tener en cuenta
La deshidratación en invierno puede pasar desapercibida, pero existen señales que conviene tener en cuenta:
- Boca seca
- Fatiga o somnolencia
- Piel y labios agrietados
- Orina concentrada y en poca cantidad
- Dolor de cabeza o dificultad para concentrarse
Lo ideal es establecer una rutina de consumo a lo largo del día: tomá pequeños sorbos de agua cada una o dos horas, incorporá infusiones calientes, evitá bebidas azucaradas o con cafeína en exceso y comé frutas y verduras ricas en agua.
Estar bien hidratados es clave para reforzar el sistema inmunológico, prevenir resfríos y mantener la piel saludable, algo especialmente importante durante el invierno, cuando el aire seco y las calefacciones artificiales aumentan la pérdida de humedad en el cuerpo.