Hace algunos días, un hecho escalofriante sacudió a la comunidad de la ciudad de Bristol, Inglaterra. Testigos vieron a un hombre arrastrando una valija de gran tamaño en actitud sospechosa por una zona urbana, lo que motivó una denuncia inmediata y el inicio de una búsqueda policial. Según trascendió, la valija dejaba un rastro de sangre a su paso.
Las autoridades hallaron la valija abandonada. En su interior encontraron restos humanos, que más tarde fueron identificados como pertenecientes a Albert Alfonso y Paul Longworth.
Días después del macabro hallazgo el asesino fue arrestado cuando intentaba abordar un tren en la estación de Temple Meads, uno de los principales puntos ferroviarios de la ciudad.
Pidió fiado, no se lo dieron, regresó con una escopeta y todo tuvo un final absurdo
Un extraño y violento suceso tuvo lugar en un local gastronómico de El Calafate, provincia de Santa Cruz, que fue analizado en Arriba Argentinos. Un hombre, identificado posteriormente como Benito Galarza, protagonizó un ataque luego de que el dueño del negocio se negara a fiarle un pedido de comida. La situación escaló de manera inesperada, quedando registrada por las cámaras de seguridad del establecimiento.
Según el relato de Federico, el dueño del local, Galarza había pasado previamente a pedir que le fíen la comida, a lo que el comerciante se negó. Visiblemente frustrado por la negativa, el hombre se retiró del lugar.
Sin embargo, el incidente no terminó allí. Pasadas las ocho de la noche del martes 29, Galarza regresó al local de forma violenta. Entró pateando la puerta y, para sorpresa y terror de los presentes, portando una escopeta. Entre insultos, comenzó a patear los muebles y, en un acto de intimidación extrema, apuntó con el arma a los empleados que se encontraban trabajando.
Una de las personas que atendía, en medio del pánico, alcanzó a decir “Estás re delirado vos”. Galarza, notablemente alterado y nervioso, intentó cargar la escopeta. Producto de la tensión, se le cayeron algunas balas. Persistió en su intento y, cuando finalmente logró colocar los proyectiles, el arma se le trabó.
Ante la frustración de no poder usar la escopeta, el atacante recurrió a métodos aún más insólitos. Pateó una de las balas y, sin poder resolver el problema del arma trabada, decidió lanzar las balas con la mano hacia donde estaban los empleados.
La agresión no terminó ahí. Galarza arrojó un banco por encima de la barra de madera, dirigiéndolo hacia uno de los empleados, antes de finalmente escapar del lugar, siendo perseguido por el trabajador afectado.
Tras el violento episodio, el dueño del local presentó la denuncia correspondiente ante la comisaría local. Las fuerzas del orden actuaron rápidamente, y el miércoles al mediodía, la policía logró dar con Galarza, quien fue detenido.
Según informó el medio Ahora Calafate, la policía encontró una camioneta Ford Ecosport estacionada en un supermercado. A bordo se encontraba la pareja de Galarza. Aunque se le pidió que permaneciera en el lugar, la mujer intentó escapar en el vehículo y, en el proceso, golpeó a uno de los oficiales. Por este motivo, fue arrestada acusada de atentado, resistencia a la autoridad y lesiones leves.
Mientras tanto, un grupo especial llegado desde Río Gallegos allanó el domicilio de Galarza. Allí, lo encontraron intentando huir por los fondos de su casa, lugar donde se concretó su detención.
El juez que interviene en el caso, Alberto Ludueña, ordenó la indagatoria de Galarza y decidió que quede detenido, imputado por los delitos de amenaza calificada y daños. La escopeta utilizada en el ataque no fue encontrada inicialmente, por lo que el juez ordenó otros cuatro allanamientos, sin éxito en hallar el arma.
Sin embargo, en la vivienda de Galarza, los oficiales descubrieron dos fundas de chaleco balístico y una tonfa, que aparentemente pertenecerían a la Policía de Santa Cruz. Este hallazgo motivó la apertura de una investigación adicional. Además, se secuestraron equipos electrónicos y televisores que podrían haber sido robados de otro domicilio, sumando otra línea de investigación.
El incidente, calificado como un “relato salvaje”, pone de manifiesto la escalada de violencia ante una negativa comercial, culminando en un ataque armado que, afortunadamente, no tuvo consecuencias mayores debido a la falla del arma utilizada.
