La comunidad artística de Argentina quedó en shock después de conocerse la muerte de Jorge Lorenzo, el actor que interpretó a Capece en la exitosa serie El Marginal, una de las ficciones más influyentes de los últimos años.
La noticia fue comunicada este miércoles por la noche por la Asociación Argentina de Actores, que expresó su pesar a través de un mensaje publicado en X.
“Con profunda tristeza despedimos al actor Jorge Lorenzo, de extensa trayectoria en cine, televisión y teatro. Acompañamos con nuestro afecto y respeto a sus seres queridos en este difícil momento”, indicó el gremio en sus redes sociales al anunciar la partida del artista, que tenía 66 años.

Nacido el 23 de diciembre de 1958, Lorenzo —cuyo nombre completo era Jorge Daniel Lorenzo— falleció el 12 de noviembre de 2025. Fue durante décadas un miembro activo del sindicato, reconocido no solo por su compromiso artístico sino también por su participación constante en movilizaciones y acciones en defensa de la cultura y los derechos laborales.
UNA CARRERA MARCADA POR LA TELEVISIÓN Y EL STREAMING
El reconocimiento masivo le llegó nuevamente en los últimos años gracias a ficciones como El Marginal, En el barro y ATAV 2, que lo conectaron con nuevas audiencias y consolidaron su figura en plataformas digitales. Sin embargo, su extensión laboral en la TV era enorme: participó en producciones como Somos familia, Casi Ángeles, La Ley del Amor, Alma Pirata, Amor mío, ¿Quién es el jefe?, Los pensionados, Soy Gitano, Son amores, Rincón de Luz, 099 Central, Edha, El jardín de bronce y Jungle Nest, entre decenas de títulos.

En la pantalla grande, Jorge Lorenzo también dejó huellas con participaciones en películas como La herida, 1978, Miénteme, La larga noche de Francisco Sanctis, Cargo de conciencia, Hermanas, I love Torito y La Rosales. Su aporte al cine independiente y comercial incluyó también diversos cortometrajes, entre ellos Animal, El púgil, El fin del deseo y ¿De qué sirvió?
UN ACTOR TODO TERRENO SOBRE LOS ESCENARIOS
La actividad teatral de Lorenzo fue tan extensa como diversa. Transitó tanto el circuito comercial como el independiente, con obras emblemáticas como Potestad, Rojos Globos Rojos, La tempestad, La lección de anatomía, Doña Flor y sus dos maridos, El diluvio que viene, Acaloradas, Las de Barranco, Bodas de sangre y Una viuda difícil.

También incursionó en el teatro infantil, un terreno donde desplegó una sensibilidad especial. Participó en propuestas como ¿Qué pasa Nuria?, Memiroymemirás, Los paseítos de Manuela y Miguel y Pescadores de caramelos, en esta última también como adaptador y director.




