Si bien es una usuaria activa de Instagram, hace ya varios años que Agustina Kämpfer optó por ponerle punto final a su perfil oficial en Twitter. Sin ir más lejos, dicha red social es ideal para periodistas y comunicadores, ya que supone un espacio de intercambio y debate constante, pero las agresiones pudieron más. En diálogo con el ciclo Debo decir, confesó el motivo real por el que abandonó la aplicación.
Consultada por cuál fue el último tweet que borró, Kämpfer explicó: “Es imposible decirlo porque desde 2015 que no volví a entrar”. “Hace ya seis años que no entro ni twitteo, pero tampoco era mucho de borrar, a menos que tuviera algún error de tipeo”, agregó la periodista.
Ese fue el pie para que contara que, si bien no borraba sus comentarios, sí realizaba constantemente otra acción: “Sí he bloqueado gente pero cuando el agravio o la agresión eran muy profundas”. “De hecho me fui por eso, pero aunque no hubieran sido para mí esos ataques, creo que igual me hubiera ido porque no me gusta formar parte de espacios de odio”, se sinceró Agustina Kämpfer, y sumó: “No me siento cómoda”.
Aunque hace ya muchos años que no cuenta con Twitter, sí recuerda algunos de los insultos que le llegaron y que, de vez en cuando, también aparecen por Instagram: “Me han dicho de todo: abortera, put…, asesina, ladrona, de todo”. “Algunos te duelen en algún momento, pero quizás en otro no. Igual, es un espacio de odio y eso no me gusta”, remarcó la comunicadora.
Intimidad
Agustina Kämpfer se sinceró sobre la utilidad que le dio a su placenta luego del nacimiento de su hijo Juan y definió el acto como algo “muy emocional”. “Hice de todo: un frasco de pastillas de placenta que tomé durante el puerperio, también hice tintura madre que le di a Juan y se la di como Flores de Bach durante la cuarentena. Porque consumir la placenta es como un volver al origen, muy emocional”, manifestó para luego agregar: “Le hice a Juan un tamborcito con el que juega siempre. E hice joyas y juguetes también. Me quedó un poquito que íbamos a plantar, lo dejé en el freezer y un día me desapareció: no sé si la señora que trabajaba en casa se confundió y lo comimos o lo tiró”.
