Esta es la primera vez en la que científicos pueden confirmar con pruebas contundentes que la humanidad altera el equilibrio del planeta. Gracias a las observaciones satelitales se precisó que las actividades de los seres humanos producen importantes cambios en el equilibrio térmico de la Tierra, lo que desencadena fenómenos como el cambio climático.
Según informó Ryan Kramer, el primer autor del artículo explicativo del asunto publicado en Geophysical Research Letters e investigador del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA: “Este es el primer cálculo del forzamiento radiativo total de la Tierra mediante observaciones globales, teniendo en cuenta los efectos de los aerosoles y los gases de efecto invernadero”.
“Es una prueba directa de que las actividades humanas están provocando cambios en el equilibrio energético de la Tierra”, detalló el especialista, preocupado por los rápidos avances que se están dando en el mundo.
Según se detalló, la energía radiativa ingresa al sistema de la Tierra a partir de la luz solar que brilla en el planeta. Una parte de esa energía se refleja en la superficie o en la atmósfera y regresa al espacio, mientras que la otra se absorbe, calienta el planeta y luego se emite como energía de radiación térmica. Eventualmente, esa energía también vuelve al espacio, pero parte de ella es reabsorbida por las nubes y los gases de efecto invernadero de la atmósfera. Algunas de estas acciones generan un sobrecalentamiento de la Tierra.
Agregar más componentes que generan una absorción de la radiación, como los gases de efecto invernadero o eliminar los que la reflejan, como los aerosoles, altera el equilibrio genético del planeta y hace que se absorba más energía en lugar de liberarla al espacio. Esa es la forma dominante en la que las actividades humanas están generando un grave impacto a nivel mundial.
El proyecto Clouds and the Earth’s Radiant Energy System de la NASA se encarga de estudiar el flujo de radiación en la parte superior de la atmósfera. Ellos envían continuamente satélites al espacio desde 1997, y cada uno mide cuánta energía ingresa al sistema de la Tierra y cuánta sale, dando como resultado el cambio neto general de radiación. Uno de los indicadores es, por ejemplo, el calor registrado en los océanos. “Pero no nos dice qué factores están causando cambios en el balance genético”, advirtió Kramer.
El equipo descubrió que las actividades humanas han provocado que el forzamiento radiativo en la Tierra aumente en aproximadamente 0,5 vatios por metro cuadrado entre 2003 y 2018. El aumento se debe principalmente a las emisiones de gases de efecto invernadero de elementos como la generación de energía, el transporte y la fabricación industrial. Gracias a los nuevos métodos, los científicos pueden rastrear estos cambios casi en tiempo real, pudiendo monitorear y evaluar modelos para predecir futuras variaciones en el clima.
“La creación de un registro directo del forzamiento radiativo calculado a partir de las observaciones nos permitirá evaluar qué tan bien los modelos climáticos pueden simular estos forzamientos”, explicó Gavin Schmidt, director del Instituto Goddard de Estudios Espaciales (GISS) de la NASA en la ciudad de Nueva York. “Esto nos permitirá hacer proyecciones más seguras sobre cómo cambiará el clima en el futuro”, indicó.
