Sara Stewart Brown es la contracara del trasplante de riñón de Jorge Lanata y también, una pieza fundamental para que eso suceda. En un inconmensurable acto de amor, aceptó participar de una donación de órganos cruzada. Aunque, deportista y amante de la vida sana, ella accedió a donar su riñón a un joven de 22 años para que la madre de él le diera el suyo a Lanata.
Con el único objetivo de que su pareja tenga una mejor calidad de vida, se sometió a una compleja operación. Pero lejos de mostrarse nerviosa, tensa o angustiada, Sara se aferró al buen humor para sobrellevar lo que, de seguro, será un particular momento en la vida familiar.
Twitter se convirtió en el medio elegido por Sara para comunicarse con la gente, incluso horas antes de entrar y minutos después de salir del quirófano. Con chistes e ironía acerca de ciertas situaciones banales, se mostró fuerte y decidida.
Cuando el sábado pasado todos se preguntaban cómo había salido la operación y cómo se encontraban los cuatro intervenidos, esta fue la divertida respuesta de Sara:
Mientras que al ver la portada de una revista que había elegido una foto en la que se la veía con algunos kilos de más, publicó:
Ya en su casa, luchando contra los últimos vestigios de la operación, Sara volvió a apelar al humor:
Sin dudas Sara logró vencer los miedos de la mano del buen humor que, es bien sabido, solo puede atraer cosas positivas.
