Si te gusta la cocina étnica, seguro que ya te tocó “lidiar” con el cilantro. Esta hierba aromática es usada en gran parte de la gastronomía asiática (como el curry o el chutney indios), pero también en América latina (en el guacamole y los tacos mexicanos, el arroz con pollo peruano o el pebre chileno). Sin embargo, mucha gente no tolera su fuerte aroma y sabor, y se resiste a probar estos platos.
Parecía, al menos hasta ahora, que ese rechazo al cilantro era sólo una cuestión de gustos. Pero la ciencia descubrió que el problema es genético: entre un 4% y un 14% de la población mundial tiene una configuración genética que lo predispone mal contra esta aromática.
¿Dónde está el problema? En el gen OR6A2, capaz de detectar el sabor de los aldehídos, que forman parte del 82% del aceite en las hojas del cilantro. Aquellas personas que poseen este gen no soportan que el sabor de la planta les resulte extremadamente fuerte, algo que no perciben los demás seres humanos.
Como los aldehídos también están presentes en la composición de jabones, pinturas y perfumes, quienes comen cilantro y poseen este gen, sienten como si estuvieran “saboreando” alguno de estos productos. Ahora se entiende que prefieran evitarlo...
¿Conocés a alguien que no soporte el cilantro?
