Un pequeño letrero con la palabra “comedor” marca el ingreso a uno de los secretos culinarios más valiosos de la San Juan. Aquel que ya llegó a oídos de los turistas de todo el mundo que visitan la ciudad capital, camino al Parque Ischigualasto, pero que por muchos años fue propiedad exclusiva de los locales: el restaurante del histórico Club Sirio Libanés, fundado a principios del siglo XX.
Antes de sentarse en una de sus mesas de madera, es inevitable perderse entre los rincones de este edificio de cinco mil metros cuadrados, que fue declarado patrimonio cultural y se distingue por su arquitectura árabe. Con sus balcones moriscos, sus pisos de mármol rosado y su patio de 12 de columnas -sobrevivió sin fisuras al cruento terremoto del ’44- es un homenaje a la Alhambra, el mítico palacio de Granada en el que vivió el último monarca árabe en tierras españolas. Si antes los sanjuaninos se daban cita en la sede del club para los carnavales o para jugar una partida de billar o de ajedrez ahora lo hacen para probar algunos de los manjares típicos de su restaurante.
Mezcla de especias
El comedor es comandado por los González, padre Jorge en la cocina, hijo Marcelo en el salón, también la madre y las hermanas ayudando en el despacho, como hace casi treinta años, cuando tomaron la concesión. “Al principio no sabíamos mucho de este estilo de comida, pero las mujeres de la sociedad libanesa nos enseñaron, nos dieron los tips, las recetas, los ingredientes. Todavía seguimos aprendiendo y seguimos incorporando nuevos platos”, cuenta Marcelo. En la base de muchos de los platos se encuentra el baharat, una mezcla de especias fundamental de la cocina árabe. Pero también están presentes los productos sanjuaninos más valorados, el buen aceite de oliva, los tomates secos, las pasas.
Hummus y panqueques
En medio de un salón bullicioso y animado, con capacidad para ochenta comensales, circulan los mix árabes y las las brochettes de cerdo y carne con pasas rubias y reducción de vino torrontés. Imposible obviar el hummus, esa cremosa pasta de garbanzos y los niños envueltos en hojas de parra, con el sabor sutil y delicado que les da el limón. El keppe es otro clásico: lo preparan con carne molida, trigo burgol y un salteado de cebollas y piñones y a falta de piñones, nueces. O una de las últimas incorporaciones, el arroz a la persa, con almendras tostadas. Para el postre, se lleva todos los números el panqueque italiano, un acaramelado de higo con helado de pistachos y crema de sabayón. Pura lujuria. No hay que ser socio de este club, para que lo reciban como si uno hubiera estado afiliado de por vida. Ya saben, en el centro de la ciudad, a pocas cuadras de la casa de Sarmiento y en uno de los edificios que sí o sí hay que visitar: la mejor comida árabe rodeada por un pedazo de historia sanjuanina. Un clásico de toda la vida.
Club Sirio Libanés
Entre Ríos 33, San Juan
Lunes a sábados, mediodía y noche. Domingos, solo mediodía.
