En la tierra como en el cielo: así te sentís en el Burj Khalifa, en Dubai.
Con los pies en la tierra, pero tocando el cielo con las manos, esa es la sensación que te da llegar al último piso permitido para visitas del edificio más alto de mundo.
Dubai es la ciudad de los récords y esta construcción es la que vuelve a los emiratíes más orgullosos.
Subir en un ascensor que recorre medio kilómetro en apenas un minuto, contemplar la vista de una de las ciudades más increíbles de Medio Oriente desde una altura de más de 800 metros y observar el show de aguas danzantes y luces con la música que te eriza la piel.
¡Esas son las emociones que vale la pena vivir y que sin dudas amortizan cada centavo de lo que cuesta!
Solo las más valientes de las veinte mujeres que viajaron conmigo le hicieron frente al vértigo y disfrutaron una de las mejores experiencias del viaje. ¿Un consejito? Vale la pena dejar los miedos afuera.
Por Noe Antonelli
