El Bicho Gomez arrancó su carrera en el under del teatro porteño, pero se hizo conocido por algunos personajes que interpretó en la pantalla chica como el Mariachi Loco o el Borracho pero, sin dudas, el que lo catapultó a la fama fue el Payaso Mala Onda, caracterización que se podía ver en el programa Mañanas Informales del queridísimo Jorge Guinzburg. .En dialogo con Jey Mammón, el artista se emocionó hasta las lágrimas al recordar a su entrañable amigo, el fallecido periodista.
“A Jorge lo conocí hace muchos años, me venía a ver cuando estaba con ‘La banda de la risa’”, expresó el comediante haciendo referencia a un grupo de teatro independiente y under con orígenes en el circo, y agregó: “Empecé trabajando con él haciendo de su doble. A veces hacía un sketch en el que pegaba una pirueta y lo hacía yo, claro, éramos de la misma altura”.
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“Con el tiempo nos volvimos a encontrar y me invitó a hacer temporada en Carlos Paz. Fue ahí cuando nos hicimos recontra amigos”, recordó, movilizado, el Bicho, que explicó que, gracias a su trabajo compartido en la tele y en el teatro, compartían mucho tiempo juntos. “Me quedó su generosidad, era un tipo gigante. Tan gigante que decidieron ponerlo en un cuerpito chiquitito, porque si lo ponían en uno grande, no entraba”, señaló Gómez.
Sobre las características del conductor, comentó: “Era un padre, un amigo, un contenedor, te hacía crecer, te obligaba a crecer”. El Bicho Gómez hizo referencia a cómo fue el momento en el que Jorge le propuso hacer Mañanas informales: “Vamos a hacer un programa a la mañana y quiero hacer un payaso, me dijo, pero no el típico payaso para chicos, sino uno que tire mala onda, es más, se va a llamar Payaso Mala Onda”. “Entonces le puso ese nombre al personaje y empezamos a desarrollarlo en el mismo programa”, recordó.
“No le daba bola al ‘minuto a minuto’. Una vez, estaba haciendo una nota y de repente se sacó la famosa cucaracha”, dijo sobre el particular modo de hacer televisión de Guinzburg. “Y siguió haciendo la nota. Cuando viene el corte, vienen los productores y les dice: ‘No me digan nunca más que está bajando el rating, porque esta nota la hago porque me gusta a mí, no me importa el rating’. Y eso te marca lo que era él”, rememoró Gómez y cerró: “Fueron cinco años en un programa que marcó un hito. El día que se afeitó los bigotes, marcamos como 16 puntos de rating a las 10 de la mañana. ¿Quién miraba la tele a esa hora?”.
