El pueblo patagónico de Octavio Pico, que pertenece a Neuquén, pero que está ubicado en el límite de esa provincia con las de La Pampa, Mendoza y Río Negro, es el único lugar “cuatripunto” de la Argentina, y uno de los pocos que existen en el mundo. Pero la localidad se está haciendo famosa también por otra particularidad: allí casi todo se llama Fernández.
Todo comenzó con el inmigrante español José Fernández quien, ante el avance del fascismo en Europa, decidió emprender un viaje que lo llevó a la Argentina.
El primer lugar al que llegó fue Mendoza, en donde estuvo en la vendimia, después pasó a La Pampa y finalmente decidió seguir su rumbo hasta el río Colorado. En medio de su recorrido, encontró un lugar cerca del agua y allí decidió instalarse, convirtiéndose entonces en el primer poblador y fundador de lo que años después se conocería como Octavio Pico, un pueblo de la provincia de Neuquén.
En este lugar, en el año 1933, Fernández levantó una vivienda rudimentaria y luego comenzó a hacer surcos en la tierra hasta trazar un canal de riego, que orientó hacia el río que se encontraba a unos escasos metros. La localidad hoy tiene en total 10 manzanas y cuenta con 300 habitantes.
Fue así cómo, de a poco, el apellido Fernández se volvió omnipresente en todo el pueblo, ya que sus pobladores son descendientes del español. Fue fundado por Fernández, lo preside Silvana Fernández (nieta del fundador), y la calle principal también se llama Fernández.
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Además, las calles laterales también tienen el nombre de otros Fernández de la familia (Domingo y José). Dentro de seis meses, el pueblo cumplirá 47 años y como siempre, lo festejarán con un almuerzo popular, un desfile de escolares, un torneo de fútbol y alguna guitarreada.
Y, con respecto a ser uno de los pocos pueblos “cuatripuntos” en el mundo, solo hay otro caso en África, que es la pequeña ciudad fronteriza de Kazungula, sobre el río Zambezi, y que limita con cuatro países: Namibia, Zimbabue, Botsuana y Zambia.
