El último fracaso del ejército ruso en su guerra en Ucrania acaba de salir a la luz, tras varios reveses en materia de tropas mal preparadas, fallas técnicas y equipamiento que envejece mal.
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Se trata de una serie de tanques inflables que Rusia instaló en territorio ucranio para despistar a las fuerzas al mando del presidente Volodímir Zelenski.
En un posteo publicado en Facebook, el Estado Mayor de las fuerzas armadas ucranianas acusa a Rusia, con fotos para demostrarlo, de haber instalado tanques inflables en la región de Zaporiyia. Un simulacro con el objetivo de engañar al enemigo, para poder proteger sus posiciones verdaderas. El problema es que los tanques se desinflaron muy rápido luego de pincharse.
“Mientras que nuestros aliados aceptan entregar tanques a Ucrania, el ejército de ocupación incrementa también la presencia de ‘unidades de blindados’ en la región de Zaporiyia”, fue publicado en la cuenta del ejército ucraniano. “Pero, aparentemente, el aire libre de la región cosaca no se adapta a los productos ‘de goma’ de los invasores, que se desinflaron sin cumplir con su misión. A imagen y semejanza del valor del ejército ruso”, ironizaron.
Una táctica muy antigua
La táctica de despiste no tiene nada de novedoso en materia de estrategia militar. Fue muy utilizada por los Aliados para engañar a Alemania durante la Segunda Guerra Mundial, en el momento del desembarco en Normandía, al instalar un ejército fantasma varios cientos de kilómetros al norte de la playa donde desembarcaron.
Hoy en día, solo hacen falta pocos minutos para instalar modelos inflables como los que puso el ejército ruso, ya sea tanques, como misiles o aviones de combate. Porque son difíciles de distinguir a lo lejos, e incluso poseen dispositivos para emitir el mismo calor y las mismas ondas de radio que un tanque de verdad.
