Una ley que va a dar mucho que hablar acaba de ser aprobada en el Estado de Washington, en el noroeste de Estados Unidos, y que va a permitir a sus habitantes elegir, a partir del año próximo, entre ser enterrados en un ataúd, cremados o convertidos en abono para la tierra mediante la técnica de compostaje.
El gobernador estatal, Jay Inslee, firmó ayer la ley que va a entrar en vigor a partir de 2020 y que autorizará el “compost humano”, es decir el proceso de descomposición acelerado que convierte a los cadáveres en tierra fértil en un mes.
Hasta ahora, el compostaje era una técnica muy utilizada en la agricultura para transformar residuos orgánicos en un abono natural, con el fin de reemplazar total o parcialmente los fertilizantes químicos. Ésta se realiza a través de la descomposición de los residuos mediante la ayuda de bacterias y otros microorganismos. Pero con esta nueva legislación, el proceso incluirá cuerpos humanos sin embalsamar, los cuales se mezclarán en cámaras de compostaje con otros materiales orgánicos. Se estima que cada cuerpo puede llegar a producir 0,76 metros cúbicos de tierra fértil.
Katrina Spade, fundadora de la empresa Recompose, que ya ofrece este servicio fúnebre ecológico, fue quien le propuso la idea al gobernador, con el objetivo de reducir el impacto de los entierros en el medio ambiente. De acuerdo con la especialista, si todos los habitantes del Estado de Washington eligieran el compostaje tras su muerte, “salvaríamos más de medio millón de toneladas métricas de C02 (dióxido de carbono) en tan sólo 10 años". Eso equivaldría a la energía que necesitan 54 mil hogares durante un año.
Para los promotores de la ley, la nueva alternativa de entierro cuenta con otros beneficios ecológicos, tales como que los cuerpos dejan de ocupar espacio, no hay filtraciones de productos químicos en los suelos (como sí ocurre en los entierros con ataúd) y se reduce el nivel de dióxido de carbono que se libera en la atmósfera con cada cremación.
Por último, también existe un argumento económico para apoyar esta opción. La “reducción orgánica natural”, tal como se la conoce, cuesta en Estados Unidos 5.500 dólares en promedio, contra los 7 mil de un entierro tradicional, según datos de la Asociación Nacional de Funerarias.
