Guillermo Chandía, de 37 años, fue acusado de manosear a una nena de ocho años y los vecinos le quemaron la casa donde vivía en la ciudad de Bahía Blanca. El hombre dijo que fue un malentendido y se defendió: “Puedo ser un borracho, pero no abusador”.
Chandía estuvo detenido por algunas horas luego de ser denunciado por un matrimonio vecino y cuando lo liberaron se encontró con una escena devastadora. “Me llevaron detenido, me prendieron fuego la casa. Estoy en situación de calle y me quedé con lo puesto”, reconoció al medio Brújula 24.
Según su testimonio, quiso alejar a los chicos de una pelea familiar. “Estaba compartiendo con el marido de esa familia, en la casa, hasta que llegó la mamá de la presunta víctima con los chicos, y no llegó bastante bien. El marido se enojó y le dijo ‘mirá como venís’ y se agarraron a los golpes como perro y gato”, relató el hombre.
El supuesto malentendido tuvo lugar cuando los hijos del matrimonio se asustaron y él quiso llevarlos a la vereda. “Se malinterpretó porque ella dice que la nena le contó que le había tocado la cola. Yo los agarré porque estaban sufriendo y no quería que vieran esa pelea”, relató Chandía.
El detenido reconoció arrepentirse de intervenir en la discusión de pareja y dijo que solamente quería proteger a los niños, que se fue cuando llegó una tía de los menores.
“A la media hora cayó ella, el marido, el cuñado y me agarraron a piedrazos el precario hogar que tenía. Me rompieron los vidrios, me pegaron un botellazo en la cabeza. Y le pedí que me dijeran en qué momento le falté el respeto a los hijos, si ellos otras veces habían estado compartiendo conmigo en mi casa”, declaró el hombre de 37 años.
