Maxi Sánchez, el joven nominado a mejor alumno del mundo, habló de su vida en la comunidad wichi. Hace unos días atrás se dio a conocer la noticia de que este joven de 17 años que vive en la provincia de Salta resultó elegido entre los mejores 50 estudiantes del mundo.
En medio de esta distinción, diversos medios de comunicación se contactaron con el joven para conocer cómo era su vida, sus estudios, su vínculo con la comunidad wichi y su solidaridad para con ellos.
En recientes declaraciones, el joven relató cómo fue el momento en el que se enteró de la noticia tras haber sido seleccionado entre estudiantes de todo el mundo. “No me lo esperaba, el día que me avisaron que estaba en el top 50 de los mejores alumnos del mundo me puse muy contento, no sabía qué significaba, pero sentí muchísima felicidad cuando vi el correo electrónico”.
Al referirse al momento en el que recibió el premio, Maxi contó que, al encontrarse con el ministro de Educación provincial, su primer pedido fue que se brinde la posibilidad de que más niños vayan a la escuela de la comunidad wichi, quienes abandonaron la escolarización y no quisieron seguir.
“Solicité la posibilidad de que se abriera una escuela secundaria, o un anexo, y me dio un poco de esperanza. Así que llevaré un poco de esperanza a los que me preguntaron. Muchos chicos vinieron a mi casa, chicos que dejaron la escuela secundaria”, reveló el joven.
Y prosiguió: “Vivo con mi abuela, desde los 4 hasta los 17, aunque ahora decidí hacerme una piecita de carpa y vivir aparte. Valoro lo que tengo, a mi abuela también la valoro porque sufrió demasiado, para mandarme a la escuela, conseguir para darme de comer cada día. Ella me mantiene en pie, también las personas que me ayudaron como la profesora Eva”, comentó al hacer mención de su día a día y a la dedicación y entusiasmo que le pone al estudio.
Para finalizar, el joven contó en qué consiste su proyecto de crear una aplicación que sea un traductor entre la lengua wichi y el español, sobre todo para los adultos mayores, que hasta el momento no conocen el idioma.
“El avance va un poco lento por motivos de herramientas, de conectividad, lo que me hace falta es el wifi, intento ir caminando hasta la casa de mi profesora para tener conectividad y terminar lo que pueda. Quiero hacer esta aplicación fácil para que nadie se complique. Quiero que no tenga ningún error, yo sé que habrá errores, pero se solucionarán con el proceso y desarrollo. Vengo trabajando desde 2020, pero como no tenía celular, eso me complicaba continuar. Este año me inspiré más, la estoy desarrollando, la interfaz ya está, pero falta algo que todavía debo implementar”, finalizó con mucho entusiasmo.
