“Mielitis transversa” es el término científico que está en boca de todos luego de que la Universidad de Oxford y el laboratorio AstraZeneca frenaran los ensayos de la vacuna contra el coronavirus. Esta pausa que adoptaron se debió a una grave reacción de uno de los voluntarios que participaban de la fase 3 y que contrajo esta enfermedad, algo que no se esperaba en esta etapa de las pruebas.
El Gobierno argentino había anunciado a mediados de agosto pasado su asociación con el desarrollo científico británico para fabricar la vacuna en el país, una vez que se terminara de completar la fase 3 de ensayos y el fármaco fuera aprobado para su distribución.
Sin embargo, luego del surgimiento de esta reacción, la etapa de testeo tendrá una demora de por lo menos tres semanas, según los investigadores a cargo de la vacuna.
La mielitis transversa, que se manifestó en uno de los voluntarios que se aplicó la vacuna de Oxford, es una enfermedad que provoca inflamación en una sección de la médula espinal y genera un transtorno neurológico que daña la mielina, el material aislante que cubre las fibras de las células nerviosas.
La enfermedad provoca interferencias en los mensajes que los nervios de la médula espinal envían a todo el cuerpo, lo que puede causar dolor, debilidad muscular, parálisis, problemas sensoriales o fallas en la vejiga y el intestino.
De acuerdo con un vocero de AstraZeneca, “el proceso de revisión estándar de la compañía provocó una pausa para permitir la revisión de los datos de seguridad". Hasta ahora, no se habían detectado efectos adversos, con una efectividad de la vacuna del 91 por ciento en una sola dosis.
