La muerte de Diego Maradona obligó a los empleados de la funeraria que se sacaron fotos con su cuerpo a reinventarse y comenzar una nueva vida.
En el momento de la muerte del astro del fútbol mundial, estos tres empleados de la funeraria que debían preparar el cuerpo de El Diez, identificados como Diego Antonio Molina, Claudio Fernández y Sebastián Fernández, no solo se sacaron fotos con el cuerpo, sino que además las difundieron rápidamente a través de WhatsApp, generando el repudio generalizado de todos.
A partir de ese momento, la vida de los tres cambió para siempre y no solo tienen a la Justicia mirándolos de cerca, sino que además se vieron en la obligación de cambiar sus números de teléfono y hasta tuvieron que mudarse.
Después de haberse tomado esa repudiable selfie el 27 de noviembre de 2020, los tres empleados fueron escrachados en las redes sociales con la revelación de sus identidades y sus domicilios. Asimismo, fueron despedidos de la funeraria donde trabajaban de forma tercerizada.
Estos tres empleados vivían entonces en el barrio porteño de Villa General Mitre, pero fue tanta la presión y el escrache que recibieron después del hecho que debieron mudarse con sus familias a la Zona Sur del Gran Buenos Aires.
Además, no solo dejaron de usar sus cuentas en las redes sociales sino que además no se los puede ver públicamente.
El fiscal Roberto Maragliano estuvo a cargo del caso y ordenó el allanamiento simultáneo en los domicilios de los empleados, así como también en la casa de sepelios Pinier, ubicada en avenida San Martín al 2900 y la casa velatoria Tres Arroyos, donde fue preparado el cuerpo de Diego para su despedida.
Ahora, estos tres hombres podrían enfrentarse a un juicio por el delito de profanación del cadáver. Tan solo un día después de que la imagen se hiciera viral, Diego Molina se entregó a la Justicia y hoy intenta, junto a su abogada, evitar un juicio.
