Noelia Pompa es de las que demostró que el talento no se mancha, no se opaca, no se puede ocultar. Y ella, a pesar de los prejuicios, demostró que podía romper con el mote de "mediática" porque era artista y en la pista de baile o sobre el escenario es que se ven los pingos.
Pero luego de su último y exitoso paso por Bailando 2014, Noelia fue convocada por la televisión ecuatoriana para formar parte del jurado de un programa llamado Soy el mejor vip, donde participantes anónimos demuestran sus habilidades para el canto, el baile entre otras disciplinas artísticas.
Sin embargo, en medio de las luces del show, Noelia se hizo un lugar para explorar un camino espiritual. Hace algún tiempo comenzó a meditar; y aunque al principio fue un remedio para el insomnio, se convirtió en una auténtica revelación: "Es un camino de ida. A mí me fascina la meditación y me da paz. Me ayuda a pensar en positivo, a conectarme con mi interior y saber qué es lo que realmente quiero y necesito", contó la bailarina en diálogo exclusivo con eltrecetv.com.
Pero en este camino de crecimiento espiritual no es todo color de rosa, también conlleva enfrentar nuestros propios temores y prejuicios: "Estoy aprendiendo lo más difícil: dejar fluir", confesó Noelia y agregó: "Tendemos a resistirnos a las cosas que nos pasan. Y dejarlas fluir es la mejor forma de aprender y sacar lo mejor de las experiencias".
Y dejar fluir trae aparejado aceptar ciertos sucesos de la vida sin cuestionamientos, disfrutándolos, aceptándolos, aprendiendo de ellos en lugar de vivirlos como una frustración: "Creo desde el momento en el que acepté que ya no iba a crecer más, me dio más lugar para crecer en otros aspectos... creo tener un don de mi Dios que es el de revertir los malo y convertirlo en algo bueno, encontrarle el lado positivo".
Más allá de las luces, de la popularidad y el éxito, Noelia Pompa encontró su destino, uno más profundo e importante: el de demostrar que si se quiere, se puede y que los obstáculos más difíciles de vencer están ni más ni menos que en nuestro interior. Aceptarse para que nos acepten.
