Rocío Igarzábal dejó atrás la época adolescente en la que brilló con la tira Casi Ángeles y con la banda Teen Angels que la lanzó a la fama hace ya casi diez años. Ahora, un poco más desconectada de la vorágine del mundo del espectáculo, apostó por una forma de vida más tranquila, relacionada con la naturaleza y con su espíritu interior.
Alejada del mundo de Cris Morena, Rocío se centra en la música y en la actuación en un plano más personal. La artista es la protagonista de la nueva película de Diego Musiak, “Encontrados”, donde interpreta a Malva, la joven novia de un hombre mayor, un rol que le permitió sumergirse en nuevos universos y conectarse con ella misma en el plano de la actuación.
Con la excusa de este protagónico, Rocío Igarzábal se animó a hablar por primera vez de sus trastornos alimenticios, producidos en gran parte a causa de sus inseguridades y de los patrones de belleza que aún hoy intentan imponerse en la sociedad.
En diálogo con el diario La Nación, la actriz reveló algunos detalles sobre esa etapa. “Sufrí un trastorno general. Estaba angustiada, parar era abrazarme, ponerme como prioridad y recién ahí sentirme exitosa. Porque salir de eso era mucho más importante que todo lo demás. Ahí te das cuenta de lo que son las prioridades y lo que es el éxito en sí”, explicó con respecto a la bulimia.
Y continuó: “Tuve ayuda profesional, hice un tratamiento con una psicóloga, una terapeuta y una nutricionista. Un grupo de mujeres que me ayudó a desarmar todo eso y sacármelo de encima. Fueron tres años, al mismo tiempo seguís trabajando. Eso me trajo un proceso de parar la pelota, de preguntarme qué quiero priorizar: ¿lo que llaman ‘éxito’ o la manera en la que yo quiero sentirme exitosa en mi vida?”.
El trastorno comenzó a aparecer antes de que Rocío realizara un viaje a México, lugar en el que vivió dos años. Al volver, lo hizo en pareja y embarazada de su hija, Lupe. El periodista Guillermo Courau le preguntó a la actriz por qué tardó tanto tiempo en contar que había sufrido un problema de alimentación.
“No quiero excluir a nadie pero a las mujeres nos pasa que la presión que ejerce la sociedad sobre nosotras, sobre los ideales de belleza hacen que una lo viva muy sola, también que te cueste mucho hablarlo. Las dos cosas van de la mano”, detalló. Y explicó que, desde un plano energético, los trastornos alimenticios “son cosas no dichas, que nos duelen, que no podemos expresar y se canalizan de otra manera”. “Pueden ser alimenticios, de ansiedad, o lo que sea”, remarcó.
“Necesitaba culminar esta etapa yéndome a vivir a la playa un buen tiempo, sentí que me lo merecía. Aunque ya no estaba subida a la vorágine de la exposición ni todo eso, me sentía exitosa porque era libre”, agregó con respecto a su vida en México.
“Me había sacado una mochila de encima. Desde ahí resignifiqué un montón de cosas: cómo la sociedad te dice lo que tiene que ser la belleza o el éxito, esa creencia de que tenés que ser reconocido para ser alguien en la vida. Hay que revisar todo eso y ver de qué manera cada uno lo puede ir cambiando. Me fui y volví con una familia, parecía mágico. Los momentos difíciles cobraron un sentido totalmente distinto”, puntualizó Rocío Igarzábal.
Ya recuperada, Rocío habló sobre las variantes que notó en la sociedad con respecto a estos temas, en especial en el mundo actoral y del modelaje. “Noto cambios, porque antes muchas de estas cosas no se hablaban, estábamos medio dormidos. Ahora estamos más despiertos, todo se cuestiona más. Este año, las acciones de las marcas con las que trabajé tenían que ver con desarmar esta cuestiones de belleza y de las presiones que tienen las mujeres”, concluyó.
