Rodrigo Noya saltó a la fama por Agrandadytos, el ciclo conducido por Dady Brieva en el que solo los niños eran protagonistas. Si bien aquella oportunidad en los medios de comunicación fue una gran vitrina para el actor, Noya luego la rompió toda con su actuación en Valentín. La película, dirigida por Alejandro Agresti, lo llevó a conocer el circuito de los festivales internacionales de cine.
Fue en ese entonces que el pequeño Rodrigo se codeó con varias estrellas de Hollywood, entre ellas el mismísimo Harrison Ford, con quien tuvo un encuentro muy cercano en el marco del estreno del film en el Festival de Santa Bárbara en Los Ángeles. El actor lo pasó a buscar nada más ni nada menos que en limusina para ir al evento.
“Yo tenía nueve años y no tenía idea de quién era”, reconoció el actor en una entrevista en Mitre Live, dando cuenta que en ese momento no se dio cuenta de que quien tenía enfrente era el actor que había interpretado a los ya míticos Indiana Jones y Han Solo, de la saga de Star Wars.
En este sentido, Rodrigo Noya conoció al actor estadounidense gracias a que Agresti, habitué en la industria del cine hollywoodense, organizó la logística para buscarlo por el hotel con su mamá y en el “pool” de la limo estaba incluido Ford.
“Mi mamá no entiende mucho de cine, así que tampoco sabía bien de quién se trataba. Después, de grande, me contaron que viajamos con Harrison hasta el cine“, le contó el actor nacional a Juan Etchegoyen.
Fue entonces que Rodrigo se sincero sobre si había retomado el contacto con el astro: “No le mandé nunca un mensaje a él, ni debe saber ni quién soy. Ese día me di el lujo de viajar con él”. “Hoy lo tengo como una anécdota graciosa, porque ni siquiera recuerdo el viaje, para mí era una persona más”, expresó para luego agregar: “Hoy hubiese reaccionado más como fan”.
