Samanta Casais contó que está en tratamiento psiquiátrico después de las críticas que sufrió en las redes sociales.
La pastelera fue la campeona del reality Bake Off, pero fue descalificada después de que se supiera que ya había tenido trabajos anteriores relacionados con la profesión.
Casais admitió que "empecé a bajonearme cuando aparecieron los haters, que me odiaban por ser creída, una personalidad con la que yo no me identifico. Pero la tele es así: reproduce algo y la gente lo agarra".
"Yo intenté que no me afectara, pero cuando se cruzó la línea, cuando hubo un odio desmedido, ahí me puse mal y ya no pude controlarlo. Me levantaba con dolor de estómago, no lograba dormirme hasta las 4 am, tenía pesadillas y llegué a pensar en “trágame, tierra”, por decirlo de una manera sutil", explicó la pastelera entrevistada por Gente.
Samanta contó que "quería desaparecer del mundo, totalmente. El momento más fuerte fue así: yo me fui a bañar, me acosté en la bañera y quedé ahí, con el agua corriendo, con mi mente en blanco y llorando. Sentí que ya no quería existir más. Cuando mi novio Juan Cruz Recchi Muzzi volvió de hacer las compras, le pareció raro que no hubiera terminado de bañarme. Así que entró, me vio así y le dije que no quería nada más".
"Fue ahí que él decidió hablar con un psiquiatra. Ese mismo día tuve una sesión clave: me dio una medicación para poder dormir y un antidepresivo, y me dijo que estaba atravesando una depresión muy grande. Él, mi psicólogo –con el que llevo dos años haciendo terapia– y Juan fueron los que me sacaron a flote. Honestamente, si yo hubiese estado viviendo sola, no sé qué hubiera pasado. De verdad, no quería más nada. Me sentía contra una pared, frente a un pelotón de fusilamiento. ¡Y sin poder hacer nada! ¿Porque cómo convencés a 18 millones de personas de lo que está pasando?", se cuestionó Casais.
La pastelera explico que "ahora se está viendo que detrás de todo hay una persona y una familia… Porque si yo recibía mensajes, no te imaginás mi mamá y Juan. A todos nos desearon la muerte… ¡y yo sólo quería hacer tortas! El cyber-bullying fue fuertísimo, y yo no estaba preparada para estar expuesta. O sea, tenía mis sueños e ilusiones puestos en un programa de tortas. En mi vida hubiese imaginado esto".
"Tuve una propuesta para hacer tv y no lo descarto para nada, pero recién ahora estoy viendo qué quiere mi mente. Digamos que la ola me dejó tirada y revuelta en la orilla del mar, y así estoy ahora. Imaginate que sigo medicada: tomo 0,5 de clonazepam y escitalopram, que es un antidepresivo. Y aunque me siento un poco mejor, trato de no ver tele ni redes sociales. Veo series –en esta cuarentena vimos 148 capítulos de Pasión de gavilanes–, juego a The last of us Part II en la PlayStation, y me distraigo con mis pedidos de tortas temáticas", cerró Samanta.
